Desastre reversible, se mire por donde se mire, lo de la fusión, el sueño de Fainé, es un desastre. Lo digo yo, Chema Tante. Pero lo dice también, mucho mejor, uno de los tipos que más saben de economía en este estado español, Carlos Sánchez Mato, en CUARTO PODER. Ya califica Federico Aguilera Klink este detallado artículo de "lo mejor que he leído sobre el tema". Hay que destacar dos cosas fundamentales en toda la catástrofe general el engendro que salga de la fusión se unirá a la insalla de entidades tan grandes que su volumen les permite perpetrar cualquier fechoría porque saben que siempre el gobierno las tendrá que sostener, porque no hay resortes de seguridad; y la oportunidad que se vuelve a perder de recuperar la imprescindible banca pública. Y dice Sánchez Mato, con toda razón que no se escucha en todo esto a Unidas Podemos. Y yo digo que Unidas Podemos está en el gobierno. Y que para estar en el gobierno haciendo el ridículo y haciéndose cómplices de tanto desastre, es más digno y efectivo políticamente mandarse a mudar.
Eduardo Garzón ofreció en TWITTER en forma de hilo este didáctico texto.
EH BILDU ha dicho que en todo caso, el acuerdo está ahí. La nota aclaratoria matiza, pero no rectifica nada.
Debate presupuestario. Inmigración irregular. Reforma del sistema electoral. Empleo público. Obra pública. Educación infantil. Violencia de género. Desahucio. Fibrosis quística. Memoria Histórica. Caso Grúas. De noticia en noticia, y analizando, Domingo Méndez sobre la Prensa Canaria de este 21 de noviembre
En cuanto se conoció que el PSOE había cerrado un pacto que podría llevar a Unidas Podemos, empezaron a aparecer la malintencionadas informaciones sobre las bajadas de las bolsas. Como un presagio del desastre económico que se avecinaría. Pero la realidad, como indica la noticia COPE que señala Francisco Morote, de Attac Canarias, es que siempre, o casi, que se produce un cambio de gobierno, las bolsas acusan el hecho. Y lo que está detrás de todo esto, proclamo yo, Chema Tante, no es más que otra de las maniobras de especulación financiera a que nos tienen acostumbrados los pillos. Antes que nada, hay que recordar que, cuando se producen bajas o altas coyunturales en las bolsas, quienes en ese momento ganan o pierden no son las entidades que emitieron los títulos. Esas entidades ya ingresaron en su día el importe nominal de acciones o bonos. Quienes pierden o ganan son las personas que poseen esos valores. Yo me río cuando escucho decir que "el banco tal o cual, o aquella sociedad ha perdido un equis por ciento de su valor". Esos bancos, esas entidades ni pierden ni ganan, salvo que tengan acciones en cartera, que esa es otra. Ell caso que nos ocupa, como digo, es una triquiñuela más de los vampiros bursátiles. Cuando se produce algún hecho exepcional, como un cambio de gobierno, las personas poseedoras de grande paquetes venden una parte de acciones o bonos, cobrando el precio actual. En ese momento, la gente ingenua timorata se aterra y corre a vender, con lo que la cotización baja y los vampiros perpetradores de la bellaquería, compran las acciones y bonos que vendieron, aprecios menores, embolsándose la diferencia. Pero la enseñanza de todo esto, digan lo que digan los mercenarios teóricos de la economía, es que los niveles de bolsa suponen para la gente común exactamente lo mismo que si le toca o no le toca a alguien un bote de Euromillones. Nada. La bolsa, que era y nacio para ser un resorte de financiación de proyectos empresariales, se ha transformado en una colosal ruleta de azar que fabrica billones de dinero artificial que no representa riqueza material alguna, pero que otorga poder a quien lo posee.
Escribe Luis Portillo Pascual del Riquelme: la noticia de la edición en papel de El País, BORRADA de Internet, después de haber sido publicada en la Red.
Explica las técnicas de espionaje utilizadas, entre otros datos.
Conviene "estar al loro".