David Bollero en PÚBLICO se apoya en estudios de Daron Acemoglu y Pascual Restrepo, expertos en el tema, para ocuparse de otra de las pruebas de la brutalidad empresarial. Lo recomienda el coherente veterano militante socialista Antonio Aguado. Y yo, Chema Tante vuelvo a decir que esto va creciendo en gravedad, pero viene desde los tiempos de la revolución industrial. A medida que la tecnología ha ido sustituyendo a la intervención humana, el sentido de la lógica y el de la justicia indicaban que se iba a obtener un tiempo libre que las clases trabajadoras podían dedicar al estudio, a la formación, al ocio. Pero ni ha sido así ni es así. Las empresas se apropiaron de ese tiempo libre y mandaron a la g ente al desempleo. Como, además, siguen con sus practicas cicateras, no emplean a todo el personal que sería necesario, sino que ni siquiera le paga lo justo. Y por eso no se logra la productividad, como cuenta Bollero. El estudio de Acemoglu y Restrepo se focaliza en USA, pero el problema se puede proyectar a todos los países capitalistas

Ha lastimado mi conciencia canaria la noticia de que nuestra Universidad está entre las últimas en cuanto a la productividad de su productividad. La ULPGC y la ULL hacen un triste papel en el estudio U-Ránking 2015, elaborado por el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE) y la Fundación BBVA.

En la clasificación U-RANKING, entre las 48 universidades del estado español, La Laguna ocupa el puesto 46 y Las Palmas de Gran Canaria, el 39, en productividad. Es decir, en publicación de materiales fruto de investigación. En términos generales, ambos centros superiores universitarios canarios, se quedan en la mediocridad. Pero es que lo importante, lo único realmente importante que puede aportar a Canarias su Universidad, es la investigación. Es decir, el avance en el conocimiento desde la óptica y la realidad de las islas. Contra lo que puedan pensar algunas mentes reducidas, la actividad docente universitaria no es absolutamente imprescindible en Canarias. En último caso, se puede enviar -sería hasta más barato- a la gente a estudiar fuera. Pero Canarias no puede quedarse sin investigación universitaria, porque supondría -es lo que está pasando. que el conocimiento, el pensamiento canario, se estanca. Y esto no es responsabilidad del personal docenet ni investigador universitario. Esto es culpa, únicamente, de la desastrosa gestión política. Después de treinta y tantos años con un partido sedicente nacionalista en el poder, sería lógico esperar que la Universidad Canaria estuviera emitiendo profusamente materiales de investigación, para que la cultura de las islas gozara de la salud deseable. Pero el problema es que ni Cc ni Paulino saben qué signficia ser nacionalista.   

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