Las pollillas y los pollillos de ahora, y no digamos nada de la gente peninsular, ignoran qué significa eso de "echarle un puño a la baifa". No saben la carga de ternura y sabor canario que tiene la frase que Pancho Guerra definía como "platicar con la mujer querida, generalmente -pero no siempre- la esposa". Juan García Luján sí que lo sabe, no tanto por pureta, que ya empieza a serlo, como por isleño enamorado de nuestras cosas y nuestro habla. Por eso, cuando nos cuenta como se arriesgó a ser denunciado por las milicias ciudadanas que estos días proliferan; o por guindillas, picoletos, maderos o guachanchos, para ir a ver a su madre, desde abajo de la ventana -hay que decir también que el hombre es periodista y tiene bula esencial callejera- apela a ese giro tan nuestro y, como tal, tan perdido. "Echarle un puño a la baifa", escribe y, luego, "un beso volado" y me hace pensar a mí, Chema Tante, que no, que no todo lo hemos perdido, ni siquiera con el maldito coronavirus. El poema hecho artículo de Juan García Luján en su SOMOS NADIE, representa el dolor de tanta gente, por todo el mundo, separada de la gente querida, por un virus detestable
Lo empecé a ver en TWITTER, #EntizarMadrid y no entendía nada. Lo busqué en la red, y solamente he encontrado referencias en los blogs de JR Mora y MIRAMILAPIZ. Pero me parece un caso más de la estupidez burocrática policial en este estado de desecho de derecha, donde la represión se dedica a jeringar a creadores y estudiantes, en lugar de investigar y entalegar a tanto jediondo y tanta jedionda que pulula por ahí. La cara de incomprensión de Puño en la foto lo explica todo. Esta vez, JR Mora, Carlos Hebles y Ferrán Martín me disculparán que reproduzca completas sus viñetas de denuncia de la estolidez de la policía de Madrid
De mis tiempos profesionales de marquetinero me ha quedado la convicción de que los logos y su evolución (o perpetuísmo) dicen mucho de la personalidad del representado. A quien diseña el logo, pero, sobre todo, a quienes lo aprueban, suele traicionarles el subconsciente. Lo que le pasa al PsoE es un paradigma de ello.