Es evidente que la crisis de Occidente es multidireccional; no convence ideológicamente y además su economía petó. Es evidente que en estas circunstancias las clases dominantes, los que mandan, se dediquen a la acumulación por desposesión, a vivir de la necropsia; a comer de lo que ya se produjo, hoy hay poco plusvalor y mucha rapiña al más puro estilo pistolero organizado. 

Antonio Aguado nos hace un regalo muy apreciable. Un texto que merece que distraigamos la atención por un tiempo de la atosigante campaña electoral. Esta reseña de Amador Fernández-Savater  que aparece en EL DIARIO, de una, más que discusión, yo llamaría conversación, entre dos tipos excepcionales, Jacques Rancière y Ernesto Laclau, trata un tema capital en el ámbito político. La escasa, nula representatividad que existe en estos sistemas llamados democráticos.

Ya sabemos que esta turba fanática pepera no atiende ni a razones ni a manifestaciones. Nos lo ha dejado claro el tarugo Gallardón en la reunión de su gang en Valladolid. Por cierto que en Canarias, también se le hizo saber a la peperada lo que hay. En tranvía.

Me vinieron lindos recuerdos viendo anoche en directo por Internet en Bambuser, la ocupación del Banco Popular en Las Ramblas de Barcelona, donde la gente de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), desarrolló un heroico encierro en solidaridad con el señor José Antonio, un hombre mayor con una discapacidad, que lo hace ir en silla de ruedas, víctima de la mafia bancaria que pretende criminalmente desahuciarlo y condenarlo a una segura indigencia.

En ZONA CRÍTICA de EL DIARIO, Pablo Torija analiza cuánto hay de verdad en la consigna espontáneamente lanzada por el 15 M: ¡No nos representan!