Aquí la clave era que pagásemos todas y todos, pero sin que la gente fuera consciente

Sareb: la estafa del siglo, Carlos Sánchez Mato en EL DIARIO Federico Aguilera Klink señala este artículo, llamando la atención sobre los comentario en el mismo medio y dice: "Los comentarios muestran la indignación de la gente, pero pocos caen en la cuenta de que esa estafa es la manera cotidiana de funcionamiento de estos banqueros-empresarios-criminales y ladrones...y no exagero" Y yo, Chema Tante, opino que, otra vez, tanto Sánchez Mato como Aguilera Klink aciertan plenamente denunciando la gravedad del asunto. Ahora, la opinión publicada tiende a obviar el origen de la Sareb, la Sociedad de Gestión de Activos Procedentes de la Reestructuración Bancaria, que fue y es un basurero en el que se amontonaron los frutos del saqueo sistemático que hicieron los bancos de sus propios activos. Nadie se acuerda de aquello, los llamados productos tóxicos, activos sin valor procedentes de las estafas y abusos de la banca. Sareb no tiene valor, porque lo que tiene son bienes y papeles cuyo valor fue robado. La maniobra gubernativa, con la creación de Sareb, fue una artimaña contable para esconder pérdidas. Y, como todas las artimañas contables terminan por salir a la luz, el descomunal agujero producido por el saqueo bancario no se puede esconder. Y, las instancias europeas obligan al estado español a reconocer la realidad, Si alguien lo robó, ese dinero no está ahí. Y si no está ahí, alguien lo debe, Y como a quien lo debe no se le pueden pedir responsabilidades, porque es la banca privada, la auténtica dueña del estado español, entonces el agujero de lo que robó tiene que ir al debe colectivo. Pero ahora, tras el desastre de una estafa irrecuperable, toca actuar como demanda Sánchez Mato. Poner todos los activos de Sareb en una operación de vivienda pública.