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Yo, Chema Tante, soy de quienes se parten de risa cada vez que se producen esas historias de las subidas y bajadas de la Bolsa. Y sigo descuajeringándome, cuando las y los analistas, las y los periodistas comentan las bajadas de la Bolsa con tono tremebundo, como si ellas y ellos poseyeran esos valores que han perdido su supuesto valor. Es como si se comentara la suerte de la gente que juega a la r ruleta o el Black Jack "Tremendas pérdidas, anoche en montecarlos" "Crack en Las Vegas". Y dice el memo o la mema de turno: "Tal o cual empresa ha perdido tantos euros". No se enteran de dos cosas. Que quienes pierden o ganan no son las sociedades a que corresponden las acciones, sino quien está especulando con ellas y que, igual que en el casino, la banca siempre gana. Cada vez que las Bolsas se pegan esos supuestos batacazos, al poco tiempo, las cotizaciones suben. Es lo que la panda experta llama, con total cinismo "recoger beneficios". Por eso tiene mucha razón Federico Aguilera Klink, cuando dice "Impresionante análisis el que hace esta mujer..." al recomendar el texto de Nomi Prins, CONSORTIUM NEWS. Y es que P<rins va más allá. Y nos cuenta como las empresas sacan tajada de las crisis colectivas. Como con esta pandemia. Mientras la gente sufre, pierden empleo y casa, pasan hambre y se enferman, las empresas, sus accionistas, ponen el cazo que les derraman bancos centrales y gobiernos, al grito fachendoso de "hay que salvar las empresas, que son las que dan empleo". Cuando lo cierto es que sin gente trabajadora, no hay empresarios. Y, al contrario, sin empresarios, no solamente podría haber gente trabajadora sino que, en muchas ocasiones, esta gente trabajadora sería más feliz y priductiva. Es el socialismo, amigo.