La casa de mi tía
En las actuales campañas electorales la mayoría de los partidos ya no defienden Ideas, reflexiones, filosofías políticas (pero sí fue posible la palabra cargada de contenidos en 1977, en 1982…). Lo que se impone hoy son costosísimos montajes y espectaculares teatralizaciones que a la manera norteamericana subliman a los asistentes, fieles hasta la muerte y ansiosos de escuchar cómo se destripa al contrincante con agresiones verbales, ridiculizaciones y grandes limitaciones intelectuales algunas veces (“¡Dales caña!”, vociferaban algunos en una intervención mitinera de Alfonso Guerra).