Federico Aguilera Klink recomienda este artículo

Yo, Chema tante, reconozco que profeso, tiempo ha, una especial animadversión hacia el economista neoliberal José Carlos Díez, no solamente por ser neoliberal, que también, no solo por disfrazarse de socialista sin serlo, que hay muchos  y muchas más así, sino, sobre todo, por su desfachatez peregrinando por medios varios propagando sus deleznables prédicas. Por eso me ha privado mucho esta lavada de cara sublime que le propina Juan Torres, economista donde los haya, desde PÚBLICO y YOUTUBE. Suplico a la parroquia de La casa de mi tía que lean o escuchen, o ambas cosas, con atención este repaso que le hace  un economista de verdad a un machango deleznable.

Esto es desesperante. Todos los pronósticos, fundamentados pronósticos, que ya empiezan a ser constataciones de la realidad, que nos indican la terminal catástrofe ambiental que sin remedio llega al planeta, no sirven para conmover a la inmensa mayoría de la población opulenta. La no opulenta no necesita convencerse, ya sufre en sus carnes la dura verdad. Esto es culpa de la gente rica, sobre todo, la que manda en las empresas, no dispuestas a renunciar en lo más mínimo al beneficio que su dios Friedman les mando a buscar. Con sus artimañas para llevar a las sociedades al paroxismo del consumo y la depredación de territorios y recursos la gente rica ha llevado a esta situación. El mundo está agonizando y nuestra especie, con él. El primer capítulo del libro "El planeta inhóspito" de David Wallace-Wells, que ofrece CTXT REVISTA CONTEXTO, no deja ni una rendija de esperanza. Las y los puretas como yo, Chema tante, tenemos al menos el triste consuelo del monje al que poco le queda en el convento. Pero la gente joven... Por esa gente joven lo siento.

Esta información que trae Sandra Toro en LA GACETA,  a mí me parece horrorosa. Dos suicidaos de policías al mes, todos los meses, indica que existe un problema . Y muy grave. Un problema muy grave que, como de costumbre, el esperpéntico gobiernode Rajoy trata con su vileza habitual: ignorándolo. Y ocultándolo, tanto a la opinión pública como al resto de policías.

Alfonso González Jerez añade a su claridad expositiva el acierto en elegir temas de mucha importancia. En este caso, sobre lo que él mismo llama, con acierto: una "chapuza impresentable, política, económica y operativamente", la privatización de AENA. 

Otro suicidio motivado por la llamada crisis, que salta a los titulares. Porque es imposible conocer cuánta gente se quita la vida, por la desesperación ante las dificultades financieras. El silencio informativo aplicado a los suicidios solamente permite que se publiquen los casos que se ven directamente relacionados con los problemas económicos, como es la inminencia de un desahucio. Pero los demás, se oscurecen. Sin embargo, ahí esta el estudio de los seis hospitales repartidos en el territorio del estado que cuentan con una unidad de toxicología, presentado en el Congreso Nacional de Laboratorio Clínico,en Barcelona, en 2013: Se decía entonces, y nadie ha informado de que haya cambiado la situación, que cada día intentan suicidarse en el estado español un total de 243 personas con fármacos . Añadan a eso la gente que puede intentarlo por otros medios. Terrible, aunque parece que nos acostumbramos hasta a eso.