Iglesia de Santa Clara apela a tele gratis para pacientes del Hospital Insular de Gran Canaria ESPIRAL 21

David Torres en PÚBLICO aporta una visión muy certera inspirada por la lamentable desaparición de José Luis Balbín. Lo señala el coherente veterano militante Antonio Aguado. Yo, Chema tante, insisto en la idea de Torres. Los justificados elogios a Balbín conducen a la inevitable conclusión de la absoluta miseria en que se encuentra la televisión en el estado español. Una vergüenza. Y no dejaré de señalar el contraste entre los hipócritas lamentos vertidos en TVE por la muerte de Balbín y el desprecio silencioso que apiicaron a las quejas del mismo Balbín, cabreado porque Javier Ruiz se mamó sin pedirle permiso, el nombre que se hizo mítico.
Juan Carlos Monedero lo firmaba en PÚBLICO el 17 de julio. Obviamente, para hacerlo coincidir con la fatídica conmemoración de la fatídica fecha del alzamiento de la felonía franquista. Que, aunque fracasara frente a la resistencia del pueblo, luego conseguiría pasar, con la ayuda decisivia de nazis y fascistas y la pasividad de ls llamadas democracias occidentales, para abrir ocehnta años de negación democrática en este estado español. Y yo, que creo que lo que dice este artículo merece ser recordao todos los días del año, recomiendo la lectura de un texto que llama la atención sobre la falta de memoria que hace posible que un remedo de demorcia sea aceptada como tal. En efecto, quienes lo heredaron de Franco, siguen detentando el poder. Y quienes aplicaron las malas mañas que simbolizamos con la cal viva, siguen molestándose cuando se le restriega su miseria por los besos.
Parece que avanza en los tribunales el caso de la ratería con que Willy "llámame Guillermo" García benefició al amiguete suyo y de Paulino, Paco Padrón, delincuente convicto. La Unión de Profesionales de la Comunicación de Canarias se persona como acusación particular y le reclama al gobierno de Clavijo y al ente de la radio televisión pública de Canarias, que hagan lo propio.
En LA TIRADERA y EL DIARIO CANARIAS AHORA, Enrique Bethencourt explica la monumental martingala que armaron los tres partidos hegemónicos para seguir mangoneando el medio público de televisión canaria. Los tres partidos que se cachondean de la opinión popular, terviersaron, por no decir vulneraron la letra y el espíritu de la ley que ellos mismos promulagron, para nombrar a dedo la composición del órgano rector del ente,
Paco, Paulino, Willy, la pasta por la cara
Miguel Ángel Autero trae desde LA OPINIÓN y LA PROVINCIA nuevos datos sobre otro de los escándalos rpotagonizados por el tipo que manda en la televisión pública canaria, gracias al inicuo Paulino. Son tantas y tantas las monstruosidades, tantos y tantos los millones que se ven estallados en las amnos de este gentuallo, que ya nada parece sorprendernos. Pero la cuestión es que Willy le ha dado por la cara la pasta gansa a Paco padrón, con permiso de Paulino. Esto es lo que hay, hasta que se demuestre lo contrario
"Ahí tienen ustedes mi cargo, para que se hagan cargo de controlar los 38 millones de euros que cuesta el ente". Esto que denuncia Miguel Guerra en su dimisión como consejero de la Radio Televisión de Paulino, es un claro indicador -como lo ha sido toda la épica lucha de este hombre en el ente- de las abyectas mañas de Paulino en sus estos largos años de presidencia y sus más largos aún lustros de gestión política. Impulsar muy bonits leyes y luego, como no importa lo que digan esas leyes, ha hecho lo que le ha dado la gana o le han mandado sus clientes, las empresas que le han financiado. Yo aplaudo la decisión de Miguel Guerra, pero advierto que este escándalo del Consejo de la Tele de Paulino va camino de conseguir lo que la pareja de veliloos quiere: que no haya Consejo y poder seguir mangoneando sin testigos, los meses de agonía que les restan.
¿Has visto lo que pide Miguel Guerra?
Miguel Guerra, miembro del Consejo de Administración de la Televisión de Paulino, sigue en su lucha incansable por recuperar la dignidad de un medio público que ha quedado atrapado en las garras del hombre que gobierna tras perder las elecciones.