Un año más Nosotras las Personas inicia temporada para seguir abriendo brechas en la comunicación comunitaria.
La Coordinadora Montaña Tindaya vuelve a denunciar nuevos actos vandálicos que han afectado directamente a la estación de grabados podomorfos. Esta Coordinadora recalca que el patrimonio, especialmente el arqueológico, está expuesto a que sea afectado por la acción de desaprensivos, ignorantes y personas malintencionadas que con sus actos pueden dañar irreversiblemente referencias patrimoniales únicas y que forman parte del acervo cultural de nuestro pueblo.
Julián Ayala recomienda este excepcional trabajo que ha hecho la gente incasable de Despiertos, con David Cuesta a la caña. El vídeo realizado por Juan Lupi, que puede verse en YOUTUBE, despeja todas las dudas que inspira el tenebroso proyecto de Tindaya. El proyecto de agujerear una montaña que Chillida se viniera a hacer en Fuerteventura, porque en su Euskadi natal no se lo dejaron hacer. El proyecto que perdura porque hay mucha pasta por medio, por mucho que Juan Bittini no tenga nada que decir al respecto.
Siempre me imaginé a este personaje de monaguillo obediente y fiel, en esas estampitas de primera comunión, con alas incluidas, que solicitan el voto. Las alas son un atributo inherente a los ángeles y nada mejor para la imagen política que la santidad, pero también los ángeles caídos llevan alas y las de esta estampita son negras, muy negras, tremendamente negras, como esa figura grisácea y opaca que acompaña al personaje, una especie de mala conciencia en forma de tristeza.
Hay historias de esas que te agarran por dentro, que te sacuden y te hacen seguir creyendo en la dignidad humana.
Chillida, desarretado por hacer con Tindaya la salvajada comercial que no le dejaron hacer con el Igueldo
"Hace años tuve una intuición". Así empezaba el escultor vasco Eduardo Chillida la carta en la que explicaba sus motivos para proyectar una gigantesca estructura en el interior de una montaña. Tras descartarse países como Italia, Suiza y Finlandia donde no le dejaron realizar la faraónica obra, y después de que en su tierra tampoco le dejaran realizar el proyecto en el monte Igueldo, sagrado para sus antiguos habitantes también, porque los informes técnicos apuntaban a que el monte no lo soportaría, llegó a Fuerteventura invitado por el Gobierno Canario.