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El Prestige pudo acabar en Canarias tras el accidente que sufrió el petrolero frente al litoral gallego en noviembre de 2002 y que afectó a más de 1.700 kilómetros de costa, desde Portugal a Francia. Ésa fue una de las opciones que se barajaron desde el Gobierno metropolitano español durante una si no mayor catástrofe ecológica, según aseguró María José Rodríguez Docampo, la abogada de la naviera Mare Shipping, propietaria del buque: "Si el barco estaba en condiciones de llegar a Canarias, como se pretendió en algún momento, también podía llegar a Corcubión".