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miércoles, 15 de mayo de 2024 14:01h.

No queremos que vaya ni un voto a la derecha

ANTICAPITALISTAS ante las elecciones del 23J

 

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ANTICAPITALISTAS ante las elecciones del 23J

 

Las elecciones del 23J están marcadas por el giro reaccionario que se ha producido a nivel global y en el Estado Español. El factor inmediato de esta convocatoria ha sido la derrota electoral del bloque progresista en las elecciones del 28 de mayo, que ha supuesto un primer paso en la aceleración del cambio de coyuntura política. Pese a que los resultados han sido relativamente ajustados entre el PP y el PSOE, la aritmética electoral que distribuye el poder territorial ha generado un gran vuelco: el hundimiento estrepitoso de Unidas Podemos y el declive del PSOE han propiciado que el PP se haga con muchas capitales de provincias y CCAA, provocando la apertura de un cambio de ciclo que ha forzado a Pedro Sánchez a convocar elecciones generales. Pero intentemos ir más allá.

El giro reaccionario tiene causas de fondo. La primera y más determinante la encontramos a nivel internacional, en una sucesión de derrotas y capitulaciones de las izquierdas surgidas después de la crisis de 2008 y que han provocado el auge de una nueva derecha: de Syriza a la integración de Podemos en un gobierno con el PSOE, pasando por el corbynismo o Sanders, la sensación que queda es que la izquierda no es capaz de consolidar proyectos de masas estables, capaz de dotarse de un programa que cumplir. Crisis, por tanto, en el seno de la izquierda.

Otra razón de fondo tiene que ver con el miedo: la guerra, la reordenación geopolítica del capitalismo y la crisis ecológica generan una sensación de fin de época. La desigualdad aumenta en los países del centro capitalista, zonas enteras del mundo se ven sumidas en el caos por el capitalismo, nuevas potencias disputan la hegemonía a las viejas. Las clases medias lo tienen claro: hay que imponer la ley y el orden dentro de cada país, para estar en mejores condiciones de mantener los privilegios relativos en un mundo en llamas. La clase trabajadora y les oprimides carecen de organizaciones políticas fuertes y de una perspectiva estratégica para combatir el capitalismo. Crisis de la izquierda y crisis global. Pero las rebeliones continúan, aunque sin dirección política clara: Francia tomo el relevo a Chile, Chile a su vez al pueblo negro en EEUU.. y así sucesivamente.

En el Estado español, el transformismo de Podemos y la derrota del ciclo independentista han sido los factores determinantes en el campo del bloque progresista; la irrupción de VOX y el auge del PP son el reverso de este péndulo. El gobierno de coalición progresista no fue el inicio de una etapa de grandes cambios: fue más bien el fin de la esperanza que había abierto el 15M. El gobierno progresista ha intentando impulsar una política de modernización del capitalismo español, que hemos calificado de “reformista sin reformas”: lejos de buscar una recomposición de la sociedad capitalista en base a una cierta redistribución de riqueza, han mantenido a toda costa una política que preservaba los beneficios de las empresas en un contexto de “keynesianismo sin crecimiento ni redistribución”. Relacionado con esta política, que refleja y alimenta la dinámica actual del capitalismo, se aumenta brutalmente el gasto militar, se promueve el reforzamiento securitario del estado, se ataca el terreno de la protesta, la autonomía civil y las personas migrantes.

En ese sentido, pese a los grandes discursos, el gobierno progresista no ha cumplido sus promesas en el terreno programático-legislativo (reforma laboral,  pensiones, ley mordaza, vivienda, etc), ha aplicado objetivamente un refuerzo de la deriva autoritaria del Estado (migración), se ha alineado con el imperialismo occidental, bloque del que forma parte con un papel subalterno (Sahara, la guerra en Ucrania..) y ha aplicado la política económica del capital: la inflación ha comido terreno a los salarios, la clase trabajadora no es más fuerte socialmente que cuando empezó esta legislatura. La gran tarea histórica de afrontar la crisis climática ha sido aplazada y derivada a las grandes empresas, fomentando así el capitalismo verde. Incluso en terreno donde se han impulsado ciertos avances, como en feminismo y derechos LGTBI, estos son frágiles y se ven amenazados, entre otras cosas, por la institucionalización de los movimientos sociales.

El ascenso de la derecha en el Estado español se enmarca dentro de este contexto: inseguridad sobre el futuro, hegemonía de viejas clases medias en la dinámica política, reacción contra los procesos de movilización social de los últimos años - que, aun distorsionados, han tenido una relación “transformista” con el bloque progresista - crisis cronificada, necesidad de preservar el orden porque el cambio ya solo se imagina a peor, debilitamiento estructural de los lazos obreros. El proceso de fondo avanza de forma inexorable mientras el progresismo sufre y agoniza “gestionando lo existente”.

No queremos que vaya ni un voto a la derecha. No queremos que el Partido Popular y Vox lleguen al gobierno. Pero, más allá del voto individual de cada cual, no podemos cerrar los ojos ante la política de renuncias de los partidos de izquierdas, que ya han demostrado en el gobierno del Estado que son incapaces de cumplir sus promesas y de enfrentarse a los poderes económicos para defender los intereses de la clase trabajadora. Allí donde existen, llamamos a votar por candidaturas que expresan una posición nítida y clara contra la ola reaccionaria, pero también un rechazo a las capitulaciones y alianzas con el socialiberalismo, y que defienden la libertad y la autodeterminación de los pueblos: la CUP (pese a nuestras diferencias con ellos con respecto a la política demasiado complaciente con el resto del bloque independentista y en más cuestiones estratégicas) y Adelante Andalucía, proyecto en el cual participamos, y que pretende construir una referencia ecosocialista y feminista contra el régimen del 78 desde la clase trabajadora andaluza, dando voz a la opresión secular que sufre esta tierra.

El 23J conoceremos cual es el nuevo marco en el que nos movemos. Si el progresismo resiste, la embestida de la derecha no cesará, pero no tenemos ninguna confianza en que se asuman las transformaciones necesarias. Si la derecha gobierna, se viene una redoblada ofensiva contra la clase trabajadora, y los derechos de las mujeres, las personas LGTBI, las migrantes y todos los explotados y oprimidos. Pase lo que pase, lucharemos junto con mucha más gente. Pero la resistencia no puede ser simplemente salir a las calles: si algo nos está dejando claro esta fase agónica del progresismo es que necesitamos una izquierda independiente del poder, tan leal a las clases subalternas como la derecha lo es a los capitalistas. Este proyecto para Anticapitalistas se llama ecosocialismo, y tendrá que construirse mediante la resistencia social, pero sacando las lecciones pertinentes en el terreno político: ni resignarse al mal menor, ni dejar que la historia la sigan dictando los mismos de siempre.

Martes, 11 de julio de 2023

 

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mancheta junio 23