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sábado, 18 de mayo de 2024 06:59h.

El cierre patronal de la Universidad de La Laguna - AMEC

Nota de Chema Tante: Coincido plenamente con la nota publicada por la Asamblea del Movimiento Estudiantil Canario (AMEC). El cierre de la ULL es una aberración escándalosa, con una ausencia de rigor indigna de gente universitaria. Siguiendo la absurda línea de razonamiento del rector Doménech, puestos a buscar ahorro, ¿por qué no cerrar, no una, sino dos o tres semanas, un mes, dos meses? O, el summun ¿por qué no cerrar definitivamente la universidad? El ahorro sería descomunal. Oh, Paulino enloquecería de placer, sólo de pensarlo. Que nadie se lo diga, que de repente, adopta la idea. Una universidad no puede cerrarse. Esa es la verdad.

El cierre patronal de la Universidad de La Laguna

La Universidad de La Laguna permanecerá cerrada entre el 30 de diciembre y el 7 de enero.

El cierre de la ULL es una medida exclusivamente política. Una media que tiene diversas lecturas, pero ninguna podrá vincular esa decisión política del rector con la calidad y el buen servicio que debería proporcionar una institución tan importante para las Islas. El cierre, por otra parte, se produce en un periodo especialmente delicado para los estudiantes, puesto que los exámenes empiezan el día 8 de enero.

En el contexto actual, las vacaciones navideñas se convierten en un periodo para el estudio y dejan de ser ese tiempo para desconectar después de varios meses de actividad universitaria. En virtud de estas circunstancias, se comprenderá nuestra oposición histórica a las modificaciones del calendario académico de la ULL, puesto que siempre se termina perjudicando a los mismos. Sin duda, el estudiantado lagunero se ha convertido en el gran perdedor de las políticas que se llevan a cabo desde el Rectorado.

Clausura de bibliotecas

El cierre de las instalaciones de la ULL implica, entre otras cosas, la clausura de las bibliotecas. Los alumnos y alumnas  no podrán usar las bibliotecas y todos los servicios que las mismas ofrecen a lo largo de los días que persista el cierre de las instalaciones universitarias. Como medida compensatoria, se mantiene en funcionamiento una serie de salas de estudio. Una mediada que, a nuestro entender, no compensa, puesto que una biblioteca es algo más que una sala de estudio. La biblioteca, al igual que el laboratorio, debe ser entendida como el “motor” que mueve los engranajes del conocimiento en el mundo académico. Aunque muchos han pretendido disuadirnos de esa realidad invocando los considerables avances de las “nuevas tecnologías” y los progresos que se han vivido en la Red, creemos que es un error pensar que la Red y las TIC están en condiciones de ofrecer una alternativa de calidad que nos permita prescindir de una biblioteca universitaria. En este sentido, no solo se tendría que ganar la batalla por la liberación del conocimiento en la Red, sino que se tendría que trabajar mucho más a favor de unos contenidos de calidad. Por lo pronto, los derechos de autor y, en general, los intereses comerciales impiden la gran apertura de la Red como herramienta de universalización de un conocimiento especializado. Por tanto, resulta ilusorio creer que un centro universitario pueda llegar a prescindir de sus bibliotecas, sus fondos generales y especializados. La defensa de las grandes bibliotecas, con sus libros “físicos”, de papel, con sus archivos llenos de  documentos, sus hemerotecas, y, por supuesto, con sus archivos digitales, sus documentos sonoros, etc., continúa siendo necesaria, puesto que no disponemos en otra parte, en otro “formato”, de esa riqueza de contenidos.

Cierre patronal

El cierre patronal es una media utilizada por los empresarios para presionar políticamente a los trabajadores o a los gobiernos. En la ULL se utiliza este método de protesta empresarial para  presionar al Gobierno de Canarias, pero también se está mandando un mensaje a los trabajadores del centro, puesto que al implicar a toda la comunidad con su medida, el Rectorado reafirma su principal línea política: “el consenso debe ser total”. No se admiten alternativas críticas ni contestaciones políticas de ningún tipo. La Universidad se cierra, lock-out, y punto. Y en esa medida, como parte de esa comunidad, se implica al estudiantado, pero, en nuestro caso, somos víctimas por partida doble. Por un lado, víctimas de las políticas sectarias del consenso acrítico, y, por el otro, se nos priva del uso de  las instalaciones. En definitiva, un cierre patronal que nos deja sin bibliotecas, sin laboratorios. Un cierre patronal que condiciona políticamente a los trabajadores, condiciona la labor de los investigadores, y precariza, todavía más, a un estudiantado de sobra acribillado por los recortes de sus becas, las normativas de permanencia o la falta de democracia en la Universidad.