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miércoles, 15 de mayo de 2024 01:58h.

Declaración del Día de La Isleta

Riqui, rica Sin, bon, baca Sin, bon, ba Urráh, urráh, urráh La Isleta, La Isleta Y nadie más.

Vecinos y Vecinas de La Isleta

En la Plaza del Pueblo
Las Palmas de Gran Canaria
26 de febrero de 2010

El 26 de febrero de 1883 se colocó la primera piedra de la construcción del Puerto de Refugio de la Luz. Hoy se cumple 127 años de aquel hito histórico. El Muelle propició el surgimiento de un grupo especializado de empresarios y trabajadores, que dio lugar a la expansión del núcleo poblacional de La Isleta, que pasa de ser un poblado eminentemente pesquero a un caserío económico diversificado. Y significó también el comienzo del mayor periodo de crecimiento, desarrollo y progreso de Las Palmas de Gran Canaria, una ciudad que llevaba cuatrocientos años encorsetada entre murallas medievales.

Dos meses después de puesta la primera piedra del Puerto, el Ayuntamiento aprobaba el plano de La Isleta en lo relativo a zonas para solares y calles. El dueño de los terrenos en aquel entonces, el coronel D. Pedro Bravo de Laguna y Joven de Salas, comienza la venta de las parcelas. Al desorden urbanístico inicial, siguió una mejor y modernista planificación de calles y manzanas formando cuadriculas, con la utilización de topónimos grancanarios para los nombres de sus calles, reforrzando la canariedad del barrio.

Dada la aridez del terreno y la escasez de agua potable, hasta esa fecha las poblaciones existentes se limitaban a los poblados de las Cuevas de Los Canarios y de La Punta, formados por familias aborígenes dedicadas a la pesca, el marisqueo, el pastoreo, la caza de conejos y la recolección de leña, y, más tarde, también a la extracción de piedra y áridos, la producción de sal y de productos agrarios como la orchilla y la barrilla).

Antes de la construcción del Muelle, la población de La Isleta apenas sobrepasaba el total del centenar de habitantes en algo más de 20 chozas en torno a aquel núcleo original. A finales del siglo XIX sobrepasaba los 3.000 pobladores agrupados en un caserío con un centenar de viviendas de mampostería (las casas terreras) y las casetas de madera, chozas y chabolas. El barrio va creciendo cuesta arriba hasta la “montaña”, zona de uso militar desde el año 1897.

Nuestro barrio nace de una población migrante proveniente de la ciudad, del resto de Gran Canaria y de Lanzarote y Fuerteventura, que se trasladó a estos parajes para forjarse, con ilusión y esfuerzo, un futuro de paz, libertad, fraternidad y bienestar. Nuestros antepasados, nuestras familias, levantaron el puerto y su comunidad vecinal. Con esfuerzos y sacrificios, con creatividad y espíritu emprendedor, y también con alegría parrandera y optimismo dicharachero, labraron un barrio unido, luchador, hospitalario y solidario; un lugar de trato entre vecinos y vecinas, con una convivencia que ha dado carácter a la vecindad y temperamento a sus habitantes.

Aquí surge el movimiento obrero insular, con las primeras sociedades de trabajadores. La Isleta siempre estuvo en el frente de las luchas obreras y populares, dando lo mejor de sí misma y pagando un alto coste con el castigo y la muerte de algunos de sus hijos e hijas: los seis obreros portuarios asesinados el 15 de Noviembre de 1911, la represión política del Movimiento Nacional español a partir de julio de 1936, la pérdida de Belén María el 25 de julio de 1980. Se significó en la lucha por conseguir la democracia y ha sido solidaria con otros barrios y pueblos, caminado al lado de los más débiles y menos poderosos, orgullosa de su canariedad, porque se siente hija de un pueblo trabajador.

En esta Plaza que hoy nos acoge, el 1 de mayo de 1913 la Sociedad de Obreros del Carbón colocaba la primera piedra de la que fue la Casa del Pueblo, construida con aportaciones de la vecindad. Aquí se reunían los sindicatos obreros, había una escuela infantil y de adultos, funcionaba una biblioteca y una cooperativa de consumo. Se desplegaba una importante actividad sindical, social, cultural y recreativa con asambleas, mítines, conferencias, recitales y bailes, empeñada en mejorar la situación del vecindario isletero. Símbolo de la creatividad popular, la Casa fue dinamitada la tarde del 20 de julio de 1936 por los sublevados nacionales.

Aquí también, el 14 de febrero de 1978 (hace ya 32 años) se constituía y tenía su sede social la primera Junta Directiva "democrática" de la Asociación de Vecinos de La Isleta "Castillo de La Luz", después de que dos años antes un grupo de vecinos y vecinas, constituidos en Asamblea de Vecinos, iniciara una acción de barrio, instituyendo instrumentos para la reflexión, la organización y la acción de y por La Isleta. Siendo, posiblemente, experiencia pionera en el nacimiento del movimiento vecinal de la Isla (y, probablemente, de Canarias), uno de sus logros fue el cambio de nombre de la Plaza, que pasó a llamarse “Plaza del Pueblo” en vez de Plaza de España.

Hoy, desaparecidos aquellos frondosos laureles de la anterior Plaza de España para dar cabida al actual aparcamiento de coches, reivindicamos en esta Plaza del Pueblo el pequeño local anexo a la Sala de Lectura, destinado ahora a almacén municipal de material de obra, para uso colectivo vecinal dedicado a actividades recreativas, culturales y sociales.

Hacia la década de los años 70 el barrio llegó a contar con cerca de 40.000 residentes, destacando su población joven, sector que contribuyó a acelerar el cambio social en la vida del barrio que empieza a dibujarse en la década de los años 60. A ello, no permaneció ajena la Playa de Las Canteras, como espacio masivo de ocio y origen del turismo insular, ejerciendo una importante influencia del exterior y de modificación cultural de costumbres y comportamientos. El contacto que a diario se hace con gentes de otras latitudes, razas y niveles culturales ha ido configurando una mentalidad no sólo diferente de los estratos campesinos, sino diferente también a otros sectores de la misma ciudad.

Ha pasado el tiempo y todo cambia, para bien y para mal. Desde entonces, La Isleta ha venido siendo presionada con mucha fuerza por el contorno económico y urbano, que de hecho la ha ido transformando y desintegrando como barrio obrero y popular. Con la prosperidad y la presión del entorno, mucha población joven salió del barrio. Y toda una generación de nuestros mayores ha desaparecido, y con ellos la memoria viva de lo que fuimos hasta ayer mismo. En los últimos años se ha producido una nueva oleada inmigratoria de población que se ha instalado en el barrio, transformándose las viejas casas terreras en edificios de pisos y alterándose también las relaciones sociales-comunitarias vecinales. Hoy somos una comunidad de 25.000 residentes.

El territorio de La Isleta se ha ido configurando en un icono de la ciudad y, sin embargo, negras amenazas se ciernen sobre él. Pese a la prosperidad de las últimas décadas, seguimos teniendo muchas carencias en infraestructuras deportivas, recreativas, culturales y sociales, y superiores a la de otros barrios y algunos municipios con menos habitantes. La crisis nos golpea duramente. Y frente a los retos, y las oportunidades, que nos plantea el presente y nos depara el futuro, el barrio parece dormido, y adormecido. Permanecemos, muchas veces, quietos y apáticos; y otras, actuamos divididos y con limitadas miras y cortos planteamientos. Pero también contamos con gente luchadora, preparada y generosa.

Y van quedando pequeños rescoldos de aquel barrio alegre, divertido y dicharachero; y de carácter dinámico, emprendedor y luchador; y siempre abierto, acogedor, tolerante, solidario, amable y cordial.

Es necesario una sincera y autocrítica reflexión y aunar entre todos y todas esfuerzos prácticos y concretos para situar a nuestro barrio en el lugar que le corresponde, para conseguir el respeto y la atención de los representantes y gestores políticos, y para lograr que se dote a La Isleta de cuantas mejoras les sean necesarias.

Como isleteros e isleteras sentimos que tenemos algo que nos diferencia de otros barrios de la ciudad palmense y de pueblos grancanarios de la Isla. Somos orgullosos de nuestra forma de ser, reconociendo nuestras singularidades, con sus virtudes y con sus defectos, y nuestro sentido de arraigo, de pertenencia y diferenciación: ¡De La Isleta, y a mucha honra!.

Nos consideramos ciudadanos y ciudadanas que no queremos ser convidados de piedra, a los que se nos cita, se nos informa, se nos pide opinión y, después, a tragar lo que toque. Ya no somos meros administrados ni queremos ser simples clientes. Somos también co-propietarios, accionistas y administradores-gestores de lo público. Somos sujetos protagonistas y no mudos espectadores, personas conscientes y críticas, dialogantes y responsables, activas y participativas. Y este acto de hoy, sencillo y simbólico, lo demuestra: con un poco de esfuerzo y sacrificando algo de nuestro escaso tiempo libre, hemos salido de nuestras casas para encontrarnos aquí, para hacer vecindad, para hacer barrio. Y ésto honra a La Isleta y nos dignifica como personas.

En el pasado no nos hemos prodigado en celebrar nuestra isleteridad. Cabe mencionar, entre otras iniciativas, que en el año 1983 la Universidad Popular celebró el 1o Centenario de La Isleta; y en el año 1995 el Colectivo IAP de Invetigación-Acción Participativa organizó las jornadas de actos ¡La Isleta Vive!. También, desde el mes de septiembre de 2008 la Asociación Día de La Isleta 26 de Febrero ha intentado propiciar un espacio de encuentro para la reflexión, el debate y el intercambio de ideas y propuestas sobre la isleteridad.

Diversas asociaciones, colectivos y personas del barrio proponemos que el 26 de febrero sea asumido por la vecindad isletera como Día del Barrio de La Isleta, sin perjuicio de las festividades parroquiales que se celebran en el mismo. Una festividad para expresar y afirmar nuestra isleteridad, un reconocimiento popular y festivo de nuestro orgullo y sentimiento isleteros. Un evento que debiera ser organizado por algún tipo de coordinación unitaria de las iniciativas del barrio, a falta en estos momentos de una organización representativa del conjunto del mismo.

El Proyecto de Día de La Isleta ha de ser una propuesta abierta a las sugerencias y a la participación de cuantas personas nacidas, residentes e interesadas en el barrio, quieran unirse a una iniciativa de, con y por La Isleta, concretando un programa de actos lúdico-festivo y socio-cultural.

Esta celebración debiera constituir, también, un acto de reivindicación y defensa de los intereses generales del barrio, motivando el encuentro de los vecinos y las vecinas y de todas las diversas iniciativas y sensibilidades diferentes presentes en el mismo; favoreciendo la coordinación de las personas, grupos, colectivos, clubs, asociaciones y entidades que pretendan una Isleta mejor, para una unidad de acción y actividad conjunta a favor de La Isleta, por medio de un espacio de debate democrático de ideas, de profundización de la reflexión, de intercambio de experiencias, de formulación de propuestas y de organización de actividades.

Por ello, invitamos a todos los vecinos y las vecinas y a las iniciativas del barrio a sumarse a este proyecto y contribuir a su organización, dinamización y ejecución, con la finalidad de potenciar la dinámica social, cultural, artística, deportiva y recreativa de nuestra querida La Isleta. Cada uno y cada una según sus necesidades, inquietudes, posibilidades y limitaciones. Y a las Administraciones Públicas, instituciones y entidades, les solicitamos su apoyo.

Algunos y algunas han manifestado sus ganas de trabajar, de hacer cosas en el barrio y con el barrio. No sobra nadie y cada uno y cada una puede aportar su granito de arena. La pregunta que nos hacemos es: ¿qué puedo hacer yo por La Isleta?. Y no tenemos que estar todos y todas en el mismo barco, pero sí que nuestros barcos naveguen juntos en la misma flota y hacia el mismo puerto de abrigo.

Conscientes de nuestra singularidad y orgullosos de nuestra identidad, hemos de procurar mantenerla viva y difundirla a las nuevas generaciones. Desde aquí invitamos a continuar con esta línea de reflexión y acción de, con y por La Isleta, a todas las personas que creen que hay que hacer algo y que se puede hacer, que es necesario movernos y ser parte activa del hoy y del futuro de nuestro barrio; y en especial a la juventud isletera, que no son sólo el futuro, sino también una parte importante de su presente, con mucho que decir y hacer hoy.

Esperamos que esta noche se abra un camino que podamos compartir y recorrer juntos para sentir, pensar y hacer por y con nuestro querido barrio de La Isleta. Con el ánimo de empezar a trabajar desde ya para el mejor logro de la efeméride del próximo año, nos despedimos hoy con el deseo de volvernos a encontrar aquí en 2011, con salud, prosperidad y alegría.
Gracias por su atención y Buenas noches a todas y a todos. ¡Viva La Isleta!.

Vecinos y vecinas de La Isleta. La Isleta, a 26 de febrero de 2010.


Riqui, rica Sin, bon, baca Sin, bon, ba Urráh, urráh, urráh La Isleta, La Isleta Y nadie más.

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