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viernes, 10 de mayo de 2024 06:55h.

Resolución del XI Pleno del CC del PCPE. Madrid, 2 y 3 de febrero

La propia formalidad democrático burguesa se ha convertido hoy en un estorbo para una clase dominante que, muy probablemente, necesita con urgencia un gobierno no subordinado a un proceso electoral, y más disciplinado a la UE y el FMI, en el que la dictadura del capital se ejerza de una forma más explícita





La propia formalidad democrático burguesa se ha convertido hoy en un estorbo para una clase dominante que, muy probablemente, necesita con urgencia un gobierno no subordinado a un proceso electoral, y más disciplinado a la UE y el FMI, en el que la dictadura del capital se ejerza de una forma más explícita.

Los datos de la EPA del 4º trimestre de 2012 expresan la continua profundización de la crisis del capitalismo español, que condena a la clase obrera y a los sectores populares a un profundo deterioro de sus condiciones materiales de vida. La clase obrera tiene a 6 millones de sus miembros en paro, lo que constituye un nuevo hito que no tardará mucho tiempo en verse superado y agravado en el marco de la crisis estructural capitalista. La estrategia de la oligarquía -para tratar de superar su crisis- se sustenta prioritariamente en el aumento de la tasa de explotación, mediante la liquidación del máximo de derechos laborales, sociales y civiles, y una práctica radical de terrorismo patronal dentro de los centros de trabajo, como parte de la guerra general de la burguesía contra la clase obrera.

Aún con todas las dificultades que se expresaron en el desarrollo de la última Huelga General -el 14-N-, la clase obrera está elevando su capacidad de contestación a esta situación; y hoy -para imponerse- la dictadura del capital se tiene que enfrentar a una creciente contestación obrera y popular; aunque por ahora, ésta, sea una contestación con un alto grado de desorientación al carecer de una previa estrategia conscientemente definida.

En esta dialéctica de la lucha de clases -en la que de forma embrionaria se empieza a articular el contraataque de los trabajadores y trabajadoras-, el bloque dominante oligárquico–burgués enfrenta también una profunda crisis institucional, en la que la superestructura del sistema va siendo cada vez más cuestionada por las masas obreras. Es, en este marco, en el que no podemos descartar que la intencionada socialización mediática de la corrupción política generalizada -que forma parte del código genético del capitalismo y que hoy se centra en la denuncia de la corrupción en el PP-, el descrédito público de la monarquía y el repentino órdago independentista de la burguesía catalana; estén siendo instrumentalizados en un intento planificado de llevar la situación política a un nivel tan alto de deterioro formal que conduzca a las masas populares a justificar -de forma subordinada- el giro autoritario que necesita la oligarquía desde el inicio de la crisis, y al que le es totalmente funcional  el discurso de “que se vayan todos”Un gobierno autoritario que, bajo el paraguas de “gobierno de tecnócratas”, imponga -rápidamente- una nueva reforma laboral, elimine definitivamente la negociación colectiva, cancele el derecho de huelga y recorte el de manifestación, e imponga la privatización total de los servicios públicos, e incremente la participación en todos los escenarios de la guerra imperialista. La propia formalidad democrático burguesa se ha convertido hoy en un estorbo para una clase dominante que, muy probablemente, necesita con urgencia un gobierno no subordinado a un proceso electoral, y más disciplinado a la UE y el FMI, en el que la dictadura del capital se ejerza de una forma más explícita.

Frente a esta realidad -extremadamente grave-, el Partido Comunista siempre trabajará con las masas obreras y populares en el sentido de organizar y armar la contraofensiva. Una vez más, la tarea de fundirnos con esas masas elevando su nivel de conciencia política, se convierte en la tarea prioritaria para todos los revolucionarios y revolucionarias. Ese es el eje central del programa de las luchas obreras, en el que consignas como: la nacionalización de la banca y de los sectores estratégicos de la economía, la salida del euro, la UE y la OTAN, la reivindicación de una prestación universal de desempleo, la oposición a los recortes y privatizaciones, y la unidad obrera por encima del fraccionamiento sindical avanzando en la organización de Comités de Unidad Obrera (CUO), se colocan en el orden del día.

Luchamos por un proyecto radicalmente distinto de sociedad, basado en el protagonismo de las masas, y en el que el poder obrero y popular -y el objetivo del socialismo-comunismo-, se constituyan en el nuevo paradigma social por el que se organice la lucha obrera frente a la dictadura del capital. 

Hoy nuestro presente, y nuestro futuro, se enfrentan de una manera apremiante a la disyuntiva Socialismo o Barbarie. La alternativa está fuera del sistema capitalista, hoy ya no es posible esperar nada positivo para nuestros intereses en el seno de esta sociedad dominada por la burguesía.

Definitivamente no hay “salida social” a la crisis dentro del sistema capitalista, como demuestra la realidad de los gobiernos de “progreso” PSOE-IU, que aplican los mismos recortes sociales que el gobierno central del PP por mandato del capital. Tampoco el simple cambio de la forma en la jefatura del estado (monarquía vs república), sin cuestionar al sistema capitalista, será un avance para los intereses de la mayoría social, ni ayudará a resolver los problemas de la clase obrera y de los sectores populares.

La única salida democrática  posible es la que sitúe con claridad el objetivo de la derrota y liquidación de las clases dominantes, y la de todos  sus representantes  políticos, acabando con este sistema económico y social en descomposición, e irremisiblemente  dictatorial y violento. Para ello la clase obrera debe organizar su propia política de alianzas en el Frente Obrero y Popular por el Socialismo, amplio bloque social de masas hegemonizado por los intereses de la clase obrera.

Ante la crisis general del sistema capitalista la clase obrera  necesita asumir un discurso  y un marco de intervención  propios, que garanticen su independencia con respecto a las clases dominantes. Ello es una necesidad prioritaria para encauzar  con eficacia la capacidad de lucha del pueblo y su actual grado de movilización. El Partido Comunista, con su intervención de masas, se convierte en la herramienta  que necesita la clase obrera para conseguir estos objetivos. El PCPE llama a la clase obrera y a los sectores populares a luchar consecuentemente contra cualquier agresión y a rearmar la contestación, impulsando y desarrollando la unidad de la clase, haciendo de la herramienta de la Huelga General y de la movilización continuada la fuerza más eficaz para combatir a un enemigo de clase que no puede sobrevivir si no es aumentando la explotación; y que nos lleva hoy a una situación de semiesclavitud en la que una parte no pequeña de la clase obrera del país trabaja ya por debajo del valor de reposición de su fuerza de trabajo, y otra -cada vez mayor- es condenada al paro indefinido.

 

 

¡VIVA LA LUCHA DE LA CLASE OBRERA!

SOLO LA PROPIEDAD SOCIALISTA RESOLVERÁ LAS NECESIDADES DEL PUEBLO

POR EL SOCIALISMO Y EL COMUNISMO