A resultas de esta crisis, que no es crisi, sino, sencillamente, recesión inducida, a la gente habrá que cladificarla en dos grandes categorías. Bueno, una muy grande, y la otra no tanto. En una parte, la gorda, están quienes se traga las tremendas ruedas de molino de los grandes empresarios, el capital salvaje y su corte de tecnócratas que nos venden como si fuera un dogma científico esa doctrina de la austeridad, la moderación salariasl y el "no gastar más de lo que se tiene". En la otra parte, la más reducida, estamos quienes sabemos muy bien que ese manual de teoremas es falso. Los y las que sabemos que esas recetas solamente se han constuirdo para mejorar los beneficios, hacer posible la espculación y, por sobre todo, represar el dinero en unas cuantas manos favorecidas, para obligarnos al resto de mortales a servirles, con nuestros cuerpos y almas.

Es obvio que en esa segunda clase formamos mi amigo Enrique y yo. Lo malo es que gritamos, aúllamos, alegamos hasta la ronquera, hasta la anquilosis de nuestros dedos contra el teclado, pero parece que no consguimos hacernos oir. Pero ahí seguiremos, con los y las demás que tienen claro que nos estamos jugando el futuro de la gente, nos estamos juagando todo lo que se consiguió en un siglo XX lleno de desgracias, pero también de lucha y conquistas. Ese tesoro de libertades y derechos que heredamos y que parece que vamos a perder por nuestra mala cabeza.

Pero ahí está este artículo certero de Enrique Bethencourt en su LA TIRADERA, describiendo lo que nos depara el gobierno Rajoy que, con sus colegas, se presta a esa operación de desmantelamiento de las condiciones de vida, para el mejor provecho de quienes todo lo tienen.

Y, en su costumbre feliz, Enrique nos propone esta vez a Silvio y al Gabo. No es mala compañía, en estos tiempos de mortificación.

 http://latiradera.wordpress.com/2011/12/26/como-los-mercados-mandan/