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sábado, 27 de abril de 2024 09:50h.

“La Corona Forestal es nuestro gran pulmón, junto con el mar que nos rodea, y este incendio puede dañarlo” entrevista de Gabriela Gulesserian a Jaime Coello, director de la Fundación Telesforo Bravo, sobre las consecuencias del incendio de Tenerife, DIARIO DE AVISOS

 

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“La Corona Forestal es nuestro gran pulmón, junto con el mar que nos rodea, y este incendio puede dañarlo” entrevista de Gabriela Gulesserian a Jaime Coello, director de la Fundación Telesforo Bravo, sobre las consecuencias del incendio de Tenerife, DIARIO DE AVISOS

 

Desde pequeño, Jaime Coello aprendió a cuidar y respetar el medio ambiente. Lo hizo de la mano de su abuelo, Telesforo Bravo, naturalista y geólogo español, cuyo nombre y el de su padre, Juan Coello, lleva la Fundación que creó y preside desde 2015 con el objetivo de ayudar a preservar el patrimonio científico y natural de las Islas. Desde entonces, se ha convertido en una de las voces más críticas con la política medioambiental de Canarias que, subraya, “agrava las consecuencias de cualquier problema ambiental”, como ha ocurrido con el incendio que asola a Tenerife desde el pasado martes, el más grave de los últimos 40 años.

-Este incendio se encuentra dentro de los llamados de ‘sexta generación’. ¿Qué características tienen y en qué se diferencian de otros sucesos similares?

“Los incendios de sexta generación han irrumpido con fuerza en determinados lugares del mundo como Australia, Estados Unidos, Canadá y el Sur de Europa. En 2017 provocaron la muerte de 60 personas en Portugal. El concepto de generación relacionado con los incendios tiene que ver con el comportamiento del fuego, en relación con el terreno al que afecta. Los de sexta generación liberan tal energía que es capaz de generar su propio clima y cambiarlo a su alrededor, produciendo nubes denominadas pirocúmulos y tormentas. El fuerte calor del incendio hace que el aire ascienda con mucha rapidez, pero cuanta mayor altura alcanza, menor es la presión atmosférica, con lo que la columna de humo se extiende y sigue perdiendo temperatura. Si el enfriamiento es suficiente, la humedad de la columna de humo se condensa y forma estos pirocúmulos. La condensación hace que el calor latente se libere, la nube se calienta y asciende más. Puede llegar a la parte baja de la estratosfera donde la colisión de las partículas de hielo de las partes más altas de las nubes pueden crear cargas eléctricas que liberan rayos. Hay que añadir, además, el efecto de las corrientes convectivas, que generan turbulencias en el aire y eso dificulta la acción de los medios aéreos y vientos fuertes a nivel de superficie y pone en peligro a los terrestres”.

-¿El hecho de que se haya introducido dentro de la Corona Forestal puede considerarse una gran catástrofe natural?

“En el pasado ha habido fuegos relativamente frecuentes en la Corona Forestal, pero las características, la extensión y la virulencia de este pueden convertirlo en una gran catástrofe natural. Hay que aclarar en este caso que se trataría, dicho sea con todas las cautelas, de una catástrofe natural de origen humano, ya que en la zona de Chivisaya, ámbito donde se generó este fuego, durante el verano se habían producido previamente un conato y un incendio, por lo que todo indica que ha sido provocado. La Corona Forestal es el espacio natural protegido y el bosque más extenso de Canarias, con aproximadamente 460 kilómetros cuadrados, más o menos la cuarta parte de Tenerife, por lo que podemos calificarla como la piedra angular de los espacios naturales de la Isla, ya que contiene muchos ecosistemas continuos y no fragmentados, ni alterados por la acción humana, que actúan como corredores ecológicos para las diferentes especies animales y vegetales y alberga en su interior otros espacios naturales protegidos que preservan valores muy importantes. Asimismo, forma un anillo en torno al Parque Nacional del Teide y de esa interacción se beneficia la biota y en general los ecosistemas de ambos”.

-¿Cuáles son las especies animales y vegetales más afectadas? ¿Hay alguna en peligro de desaparecer?

“En los incendios casi siempre nos olvidamos del daño que se produce en los microorganismos y hongos, la mesofauna o los invertebrados pequeños y los insectos, arácnidos y otros invertebrados de mayor tamaño, imprescindibles para mantener el suelo en buenas condiciones. Se da la circunstancia de que los invertebrados están en época de reproducción y el impacto en estas comunidades puede ser mayor. También hay que hablar de afecciones a reptiles como lagartos y perenquenes y a la avifauna, donde destacan dos especies: el picapinos, subespecie endémica de Tenerife, y el pinzón azul, endémica de la Isla. En algunos reductos como en la reserva natural especial de Las Palomas, en Santa Úrsula, hay presencia abundante de nuestras dos palomas de la laurisilva, la turqué y la rabiche. En cuanto a las rapaces, destaca la afección que se puede producir a aves como el gavilán, que anida y caza en el pinar y el monteverde y la aguililla o ratonero común. Finalmente, no podemos olvidarnos de los murciélagos, como el orejudo canario, el de bosque canario o el montañero. Respecto a la flora, preocupa el daño que se haya podido causar a especies en peligro de extinción como el cabezón de Añavingo, que solo crece en el barranco de Arafo y en otra localidad de la Isla, teniendo en cuenta que el fuego afectó a este valioso lugar y puede correr peligro de desaparición. Además, en la ladera de Güímar, existe otra especie en peligro de extinción, la Jarilla de Agache o Jarilla de La Ladera, que se puede haber visto afectada. También preocupan los cedros canarios y habrá que estar muy atentos a los daños que haya podido causar a los reductos de laurisilva. El fuego está afectando a zonas de castañero, que, aunque no es una especie endémica, sí es objeto de aprovechamiento por una parte de la población de Tenerife. Además, los incendios provocan pérdida de suelo, uno de los recursos naturales más escasos que influye en la recarga de los acuíferos, ya que los árboles no son capaces de captar el agua de la lluvia horizontal, ni retener el suelo, con lo que el agua de las precipitaciones no se infiltra. Esto puede generar riesgos de inundación en caso de lluvias torrenciales. Por último, destaca la pérdida de la capacidad de plantas y árboles para captar CO2 y generar oxígeno. La Corona Forestal es nuestro gran pulmón, junto con el mar que nos rodea y este incendio puede dañar la funcionalidad del mismo”.

-¿Es cierto que las consecuencias sobre el pino canario son más de impacto visual, ya que como al ser vegetación autóctona de la zona, no está en peligro?

“No es cierto. El pinar no está formado solo por el pino canario. Es una comunidad de seres vivos que dependen los unos de los otros. Cuando arde un pinar también arden los hongos del suelo, los invertebrados, los lagartos, las nidadas de aves que llegaron en primavera y que aún no están desarrolladas, y aunque pronto se pueden ver brotes verdes, esa vida tarda en regresar. Hay que tener en cuenta además que en la Corona Forestal hay mucho pino canario de repoblación, que forma masas muy compactas. En esas comunidades observamos troncos finos que no tienen la capacidad de resistir de forma tan efectiva al fuego, porque su corteza no es suficientemente gruesa. En algunas de las zonas afectadas también hay presencia significativa de pino radiata (pino insigne o pino de Monterrey), que no resiste el fuego”.

-¿Cuánto tardará en regenerarse la vegetación?

“Es muy difícil de predecir porque la respuesta depende de muchos factores, como el grado de afección que haya sufrido la zona y las condiciones climatológicas. En cualquier caso, sobrecoge visitar un monte recientemente afectado por un incendio porque lo que reina es el silencio y la quietud propia de la ausencia de vida”.

-La calidad del aire se ha visto afectada. ¿Cuánto tardará en limpiarse?

“Depende de la duración del incendio y del régimen de vientos dominantes en cada momento. Los primeros días afectaba a la zona metropolitana. Cuando cambió el viento, empezó a afectar a Acentejo y al Valle de La Orotava. Se puede aprender mucho de la experiencia de la última erupción volcánica de La Palma, y una de las lecciones que nos ofreció fue mantenerse atentos a las indicaciones de las autoridades y usar mecanismos de protección como mascarillas e incluso gafas si es necesario”.

-Cada vez hay más medios para combatir los incendios y, sin embargo, el fuego es cada vez más voraz y opone más resistencia. ¿A qué se debe?

“El monte está muy seco, vivimos en Canarias un ciclo seco que dura ya doce años y eso se nota. La ausencia de agua y de humedad hace que todo arda con más facilidad. El calentamiento global es una realidad y ya estamos viviendo sus consecuencias. No podemos perder más tiempo para cambiar un modelo económico que lejos de combatirlo, agrava sus consecuencias”.

-Son muchas las personas que sostienen el peligro de acumular pinocha en el monte. ¿Es necesario retirarla como se hacía antaño?

“Se sigue retirando con los permisos correspondientes otorgados por cabildos y ayuntamientos, pero en mucha menor medida que hace 40 o 50 años. El abandono de la agricultura y la ganadería y la opción por un modelo económico basado en el turismo y la importación de la inmensa mayoría de los productos que consumimos ha generado que la demanda de pinocha disminuya. Por otra parte, se dice que el monte está sucio y no es cierto. El monte necesita el aporte de materia orgánica de la pinocha y otros elementos vegetales para crear suelo y las condiciones necesarias para la vida. Un bosque sin ese material no es un monte limpio, sino un jardín. Sí, es muy importante limpiar carreteras, cunetas, cortafuegos y los alrededores de las viviendas e infraestructuras para evitar que se vean afectadas. En el reciente incendio de Puntagorda y Tijarafe hay casas que se encontraban dentro del pinar y no ardieron porque sus propietarios hicieron un gran trabajo de limpieza de su perímetro”.

-¿Los canarios son responsables en el cuidado de la naturaleza, uno de sus principales tesoros?

“Como ya he dicho, hay de todo. Es difícil promover conductas de respeto y cuidado del medio ambiente cuando tenemos generaciones que no salen de casa o se relacionan con la naturaleza solo para practicar sus deportes o aficiones. Hay un principio básico en materia de educación ambiental, conocer para conservar, que en Canarias se ha incumplido sistemáticamente. Si queremos menos incendios y menos daños al medio ambiente, necesitamos una población educada y formada, que vea la naturaleza no como algo ajeno, ni como una amenaza y para ello necesitamos que todas las administraciones y agentes económicos y sociales se involucren en esta tarea”.

-¿Se atreve a vaticinar las consecuencias de este incendio?

“Todavía es pronto para saberlo porque habrá que estudiar a fondo las zonas que han sufrido el incendio. No quiero ejercer de adivino, pero creo que se van a producir daños importantes a los ecosistemas en general y a determinadas especies que alberga la Corona Forestal. En sucesos anteriores similares, se constata que no se trata de una afección homogénea. Se puede hablar en primer lugar de pérdida de biodiversidad. Y en la medida en que afecta a un ámbito que alberga a una biodiversidad rica y valiosa, podemos hablar de un impacto elevado. Debería servir para que los tinerfeños decidan en qué Isla quieren vivir y rechacen un modelo económico que nos lleva al desastre social y ambiental y para que los políticos que nos gobiernan cambien su orden de prioridades y entiendan que no necesitamos un circuito del motor, ni más construcciones turísticas, ni más crecimiento de la población. Este incendio está rompiendo las costuras de este traje llamado Tenerife. Debería ser tarea de todos coserlas e incluso diseñar uno nuevo mucho más amable y ajustado a sus habitantes y su medio ambiente”.

-¿Se podría haber prevenido de alguna forma o minimizado sus consecuencias?

“A toro pasado es muy fácil hablar, pero en este caso creo que las políticas ambientales han sido relegadas por todos los gobiernos en Canarias en los últimos años. Han primado intereses económicos, dirigidos a la construcción y al sector turístico que se retroalimentan y que son devoradores de suelo, además de una fábrica de pobreza y de exclusión social. En Canarias no se invierte en las personas, no lo suficiente en su educación y formación pese a que Tenerife es una isla muy complicada de gestionar, con más de un millón de habitantes y un crecimiento poblacional insostenible debido a una planificación territorial y urbanística muy deficiente que agrava las consecuencias de cualquier problema ambiental y es origen de muchos”.

* Gracias a Gabriela Gulesserian, a DIARIO DE AVISOS y a la colaboración de Manolo Marrero

 

https://diariodeavisos.elespanol.com/2023/08/corona-forestal-incendio/

 

DIARIO DE AVISOS

         

LA CASA DE MI TÍA
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mancheta junio 23