Como dice Carlos Martínez, a pesar de la cantidad de gente que demuestra que la austeridad es, más que un error, un crímen, todavía muchísimas personas se creen esos tópicos que les cuentan los tecnócratas y políticos neoliberales al servicio del capital. Cosa por el estilo de eso que le gusta tanto repetir a Rajoy, de que lo sano es no gastar más que lo que se tiene. Para empezar a hablar, si eso fuera cierto, se derrumbaría el negocio de la banca, que es prestar dinero a gente que no lo tiene. Y se lo presta, para que lo gaste, no para que lo ponga debajo de un ladrillo.

En realidad, la austeridad no es más que la gran trampa, para detraer dinero del sector público y obligar a la gente a pagar por los servicios que hasta ahora recibía. Ahora solamente tendrá acceso a la educación y a la atención de la salud de calidad quien pueda pagarlo. Y quien no, se quedará en la ignorancia y morirá cuando se enferme. Es lay del más fuerte, el paradigma del ideario fascista. 

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