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sábado, 27 de abril de 2024 14:04h.

ALTERMUNDISMO OTRO SISTEMA ECONÓMICO ES NECESARIO, INCLUSO GREENPEACE LO VE ASÍ

Las personas y el Planeta por encima del crecimiento económico infinito - por Carlos Garcia Paret

 

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Francisco Morote, de Attac Canarias recomienda este artículo y aporta el antetítulo

Las personas y el Planeta por encima del crecimiento económico infinito

Carlos Garcia Paret 

GREENPEACE

 

«Un sistema económico fallido cuyo único objetivo de crecimiento ilimitado y basado en los combustibles fósiles nos está llevando al abismo»

 

 

El mundo está inmerso en una gran incertidumbre económica, tensiones geopolíticas, conflictos, migración involuntaria, escasez de recursos naturales, colapso de los ecosistemas y condiciones climáticas extremas sin precedentes. Sin embargo, las élites siguen enriqueciéndose gracias al paradigma de crecimiento infinito a expensas de las personas y de las generaciones futuras. Y por ello denunciamos que la enorme concentración de riqueza y poder está intrínsecamente vinculada a la degradación ambiental y de la democracia. Los líderes políticos mundiales y representantes gubernamentales deberían fomentar la cooperación multilateral y tomar decisiones políticas que aborden eficazmente los problemas apremiantes desde el interés general en vez de prestar pleitesía a los directores ejecutivos de grandes corporaciones. 

En este blog vamos a reflexionar sobre el verdadero problema de fondo de la policrisis global actual: un sistema económico fallido cuyo único objetivo de crecimiento ilimitado y basado en los combustibles fósiles nos está llevando al abismo. En lugar de hacer crecer un sistema roto, injusto y destructivo, debemos transformarlo. 

Cambiar el sistema para abrir la ventana de oportunidades

En los últimos años se ha incrementado la pobreza en muchas regiones del mundo. Pero, además, la desigualdad ha alcanzado niveles estratosféricos. Según Oxfam, los cinco hombres más ricos del mundo han duplicado su riqueza desde la pandemia, pasando de 405.000 millones de dólares a 869.000. Es decir, si cada uno de ellos quisiera gastarse toda su riqueza a un ritmo de un millón de dólares por día necesitarían unos 476 años.

Detrás de este enriquecimiento obsceno está también el incremento de la inflación – y del coste de vida para la mayoría de la ciudadanía – impulsado por los beneficios extraordinarios de las grandes compañías, especialmente las grandes petroleras, y que acentúan la desigualdad y la emergencia climática. 2023 ha sido un año de mierda, climáticamente hablando, pues nos hemos situado en un récord de emisiones (40.5 GtCO2) y de temperaturas (+1,45 ºC por encima de los niveles preindustriales). Por ello, recién terminada la COP28 es más urgente que nunca poner fin a la era de los combustibles fósiles.  

Liderado por los multimillonarios, nuestro desenfrenado estilo de vida hiperconsumista nos acerca a un “catapum” de dimensiones planetarias. Los científicos señalan que entramos en territorio desconocido en el que 6 de los 9 límites planetarios esenciales para la vida están fuera de la zona de seguridad. Solo la UE tiene una deuda ecológica de 2,8 planetasSi nada cambia, la previsión es que en unas décadas tengamos transformaciones ecosistémicas de efectos catastróficos, especialmente en los grupos y sociedades más vulnerables. Algunos multimillonarios prefieren que todo siga igual mientras sueñan con huir en una nave espacial. Pero a nosotras nos interesa (¡¡¡y mucho!!!) poner el foco en un cambio urgente del sistema económico y ponerlo al servicio de las personas y el planeta. 

Austeridad para los multimillonarios y las empresas contaminantes

Los tiempos están cambiando y no hay vuelta atrás: los megarricos y las empresas contaminantes se enfrentan cada vez más al deber de pagar la parte que les corresponde por el crecimiento económico ilimitado y la destrucción del planeta. Aquellos que se benefician de la desigualdad no abdicarán voluntariamente de su estatus y privilegios, y por ello los reguladores deben actuar. Sin embargo, las decisiones económicas tomadas por muchos gobiernos e instituciones internacionales van en la línea contraria y no defienden el interés de la mayoría y de las futuras generaciones. 

Es el caso de la Unión Europea, que se ha propuesto impulsar un ciclo de austeridad 2.0 que pone en riesgo la transición ecológica y hace la vista gorda al escaqueo fiscal, al derroche del dinero público en empresas contaminantes o a la irracional carrera armamentista.

 

 

El tamaño del escaqueo es algo que escandaliza: en 2023 500 multimillonarios europeos disponían de una fortuna de 2,4 billones de euros (doble del PIB español) en jurisdicciones de baja o nula tributación. Es la punta del iceberg de las argucias fiscales de megaricos y grandes corporaciones para esconder beneficios y riqueza en la “isla del tesoro”. Tributar correctamente a estos capitales pondría encima de la mesa el dinero que necesitamos para la salud, educación, la acción climática y restaurar los ecosistemas. Pero también escandaliza el mal uso del dinero público. El FMI denunciaba este verano que nos encontramos en un pico histórico de la financiación pública global de los combustibles fósiles, que en Europa alcanzaron 123 mil millones. Dinero público al servicio del colapso climático.

Los reguladores deben poner en marcha medidas que democraticen la economía mediante sistemas fiscales justos y verdes que eviten el escaqueo fiscal y generen los recursos públicos necesarios para avanzar en la transición ecológica justa y así entrar en números verdes.  

La vida por encima del crecimiento

Generar crecimiento – medido por el denominado Producto Interior Bruto – en todos los sectores y de manera constante es uno de los objetivos del sistema económico actual. Sin embargo, el propio creador del PIB en los años 30 del siglo pasado, Simon Kuznets, ya alertó de que esta estadística no servía para medir el progreso. ¡Y en aquella época no se habían rebasado 6 límites planetarios todavía! Y ¿por qué estamos tan obsesionados con que el PIB crezca? ¿Debe crecer sin límite la industria del plástico, de los pesticidas o de los motores de combustión, las macrogranjas, los regadíos, la moda rápida o la producción de tanques? ¿Y por qué no crecen como debería la agricultura ecológica, el autoconsumo colectivo, el transporte público, la investigación en baterías eficientes o en nuevos materiales sostenibles, la regeneración de ecosistemas – fundamentales para proteger el agua, suelos y biodiversidad y garantizar la alimentación – o la salud pública y los cuidados? Además, los datos de desigualdad extrema han llevado a un consenso internacional que niega la teoría del goteo, por la que se señalaba que los beneficios del crecimiento generado se extienden automáticamente entre toda la población 

Numerosas expertas y expertos en el cambio sistémico coinciden en que la búsqueda incesante del crecimiento económico alimenta la policrisis y tiene un impacto devastador en las personas y la naturaleza, al tiempo que concentra el poder en pocas manos que deciden qué invertir, qué producir y qué consumir y se forran con ello. Y sin embargo, tal y como señala el economista Tim Jackson, es posible una prosperidad sin que el crecimiento sea el objetivo central de la economía. Necesitamos urgentemente salir del objetivo fake (video aquí) del crecimiento infinito per se y transitar hacia una Economía del Bienestar para las personas y el planeta. La buena noticia es que este cambio es una enorme oportunidad de progreso y nos dará más oportunidades de futuro frente a la policrisis. 

«Es posible una prosperidad sin que el crecimiento sea el objetivo central de la economía»

¿Por dónde empezar?

Existe un multiverso de soluciones a nuestro alcance y solo necesitamos 3 cosas para un cambio sistémico: 

  • Reasignar los flujos de dinero, y dejar de subvencionar con dinero público los combustibles fósiles y la destrucción de la naturaleza. Dinero para el bienestar de las personas y el planeta hay, solo hace falta acabar con la permanente amnistía fiscal a los más acaudalados y decidir democráticamente dónde debemos asignarlo evitando que las élites irresponsables nos dejen sin futuro.  
  • Mejorar las leyes, reforzar los acuerdos internacionales – como el acuerdo del clima, el tratado de los océanos o el Convenio Fiscal de la ONU – y los mandatos de las instituciones en favor del interés común, el respeto de los límites del planeta y la democracia y transparencia. Y no dejar que los lobbistas de los combustibles fósiles y demás industrias contaminantes capturen la agenda política y sigan engañándonos con su greenwashing.
  • Cambiar nuestra mentalidad hacia el buen vivir, el consumo responsable, el cuidado, la cooperación y solidaridad. En 2019 se invirtieron 560.000 millones de dólares en publicidad en el mundo. No dejemos que los millones gastados por las empresas en publicidad nos nublen el cerebro.  
Soluciones

Desde Greenpeace queremos poner una nota de esperanza y afirmamos que las soluciones a un sistema basado en un crecimiento infinito ya existen y solo necesitamos ponerlas en el centro de las decisiones. 

Todas estas soluciones contribuyen a abordar la concentración de poder que está corroyendo las democracias, la confianza de la gente en la política y el contrato social colectivo. Ya no podemos vivir en sociedades donde unos pocos imponen las reglas. 

Nadie ha demostrado científicamente que el colapso de nuestra sociedad sea inevitable. Somos muchas las personas que creemos que un cambio de sistema es posible y necesario. 

¿Te unes a nosotras? 

INFORME: Ampliar las alternativas: sociedades más allá del PIB

LEER INFORME

INFOGRAFÍA: Cambiemos el sistema, no el clima

DESCARGAR PDF

AÚN MÁS INFO en el podcast «System shift» de Greenpeace Internacional:

 


 

* Gracias a Carlos Garcia Paret y GREENPEACE y a la colaboración de Francisco Morote, de Attac Canarias

 

https://es.greenpeace.org/es/noticias/las-personas-y-el-planeta-por-encima-del-crecimiento-economico-infinito/

CARLOS GARCÍA PARET
CARLOS GARCÍA PARET
GREENPEACE La casa de mi tía republica por el alto interés del contenido, bajo las Normas de Uso Justo de la UE
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