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sábado, 18 de mayo de 2024 06:59h.

¡Lola! - por Antonio Francisco González Sanabria.

    El niño corría como un descosido calle arriba gritando:  maaa!, ¡maaa! , ¡ la Lola sa' caío, la Lola sa' caío!; el chaval encontró a su madre junto a otras mujeres que rápidamente fueron a buscar a la chiquilla, era delgadita, malícienta y no con mucho peso, como remedio a sus desmayos, la madre la daba un huevo crudo batido con vino duro, con la media borrachera del vino y la falta de alimentación la cría se pegaba casi todo el día en la cama, y hasta el próximo desmayo...

¡Lola! - por Antonio Francisco González Sanabria

 

El niño corría como un descosido calle arriba gritando: ¡ maaa!, ¡maaa! , ¡ la Lola sa' caío, la Lola sa' caío!; el chaval encontró a su madre junto a otras mujeres que rápidamente fueron a buscar a la chiquilla, era delgadita, malícienta y no con mucho peso, como remedio a sus desmayos, la madre la daba un huevo crudo batido con vino duro, con la media borrachera del vino y la falta de alimentación la cría se pegaba casi todo el día en la cama, y hasta el próximo desmayo.   

Esto sucedía en aquellos años de la posguerra donde la comida era un bien preciado, no era cuestión de dinero, era cuestión de que no había prácticamente nada que comer en este devastado país después de una guerra y con el mundo a su alrededor ardiendo en un nuevo conflicto a escala mundial.

Hace algún tiempo  que UNICEF viene dando la triste noticia que tres millones de niños españoles están en el umbral de la pobreza y que desgraciadamente no realizan tres comidas al día.

La crisis está sumergiendo a casi seis millones de ciudadanos en la pobreza más absoluta y como consecuencia directa, sus hijos y sus mayores están pasando hambre.

Por otro lado leemos o escuchamos que un tal Barroso, portugués por más señas y comisario de la UE. le dice a “Marianito el corto” que España estaba la borde del desastre y de un gravísimo drama, que este gobierno ha hecho los deberes pero ha de continuar con más restricciones si queremos sobrevivir, evidentemente no se quien serán los supervivientes, pero imagino que serán los de siempre, los que se auto subvencionan los gin –tonics en el congreso de los diputados (los mismos que ganan una pasta gansa), aunque después digan que no, los mismos que se suben las dietas y las prebendas a espaldas del  pueblo y cuando empiezan las quejas de la gente se las quitan por puro miedo sin afrontar ninguna responsabilidad, los que piden manejar el banco de alimentos para tener el rédito de una organización sin animo de lucro solo por conseguir más votos, o aquellos que diciéndose representantes de la clase obrera, se pegan homenajes con la visa oro de su sindicato, metiendose unas mariscadas entre pecho y espalda que son estupendas para el ácido úrico  y todos aquellos que desde la demagogia nos dicen que hemos de hacer y como comportarnos para ser buenos ciudadanos y salvar a la Patria.

Pero el drama, el verdadero drama está en los colegios, donde en algunos se les cobra a los chavales por calentarles el tape, donde en otros los niños desmayan de desnutrición por que sus padres son parados crónicos, donde incluso la junta de Andalucía y también en Canarias, amén de otras comunidades autónomas, se están planteando mantener abiertos los comedores de los colegios para paliar el hambre infantil durante el verano, ¡eso si es un drama!, pero para estos politiquillos del tres al cuarto el drama son los mercados y la puta banca, el Hambre con mayúsculas es el próximo estadio al que nuestros gobernantes, sin importar el color de militancia, nos están conduciendo, más bien empujando.

Recortando en educación, sanidad, con reformas salvajes como la reforma laboral  y robarles los derechos civiles a los ciudadanos, es una manera tan eficaz de eliminar gente con si les diera un tiro en la nuca, el empobrecimiento de la clase obrera nos retrotrae a una sociedad servilita como si de la Edad Media se tratara, el siervo no tiene ningún valor, no cuenta para nada e incluso nos harán pagar el derecho de pernada.

¡Por cierto! Lola aun vive, es una agradable abuela que aparte de su lucidez mental, tiene un sentido del humor bastante cínico, quizás sea por haber vivido ochenta años, pero puedo asegurar que sus alegres ojos y su divertida mirada se empañan e incluso se le caen alguna que otra lagrima, cuando escucha o ve, que niños de un país supuestamente del primer mundo, se desmayan igual que ella por no poder sus padres darles de comer.

Antonio Francisco González Sanabria.