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miércoles, 15 de mayo de 2024 10:10h.

En apoyo a Pablo Iglesias: Podemos - por Enric Gil Muñoz

El pasado en viernes 17 de enero, Pablo Iglesias , politólogo, presentador de La Tuerka y Fort Apache, así como participante habitual en otro tipo de tertulias televisivas, hacía pública su voluntad de presentarse como candidato a las elecciones europeas.

En apoyo a Pablo Iglesias: Podemos - por Enric Gil Muñoz. Profesor de secundaria en el paro y vicepresidente del Foro por la Memoria Virtudes Cuevas de Sueca.
 
El pasado en viernes 17 de enero, Pablo Iglesias , politólogo, presentador de La Tuerka [1] y Fort Apache [2] , así como participante habitual en otro tipo de tertulias televisivas, hacía pública su voluntad de presentarse como candidato a las elecciones europeas. Lo hacía apoyado por un colectivo de personas que ha adoptado el nombre de Podemos [3] , y después de que se hubiera hecho público un manifiesto, firmado por varias personas del mundo universitario y de los movimientos sociales, donde se defiende un programa político frontalmente opuesto a las políticas neoliberales que nos están imponiendo (y donde, por cierto, se reconoce también explíticament el derecho a decidir de los pueblos y se da un apoyo inequívoco a los procesos iniciados en este sentido tanto en Cataluña como en Escocia).
 
La finalidad de este proyecto es construir de manera democrática, con otros partidos y movimientos sociales izquierdistas, una candidatura unitaria de izquierdas para las próximas europeas, capaz de ilusionar y de movilizar a la ciudadanía precarizada. Iglesias también dijo el viernes que sólo se haría adelante si había al menos 50.000 personas que, con su firma, le dieron apoyo: en el momento de escribir este artículo (lunes 20 de enero por la mañana) ya lo han hecho más de 63.562 (y 50.000 se alcanzaron en poco más de 24 horas). Me gustaría defender en este artículo algunos argumentos en apoyo de este nuevo movimiento ciudadano.
 
El primer argumento para apoyar esta iniciativa es que nace con la voluntad de unir las izquierdas. Una de las primeras críticas al proyecto que le puede venir a la mente a mucha gente es que ya hay muchos partidos progresistas y que, por tanto, no tiene ningún sentido inventar uno nuevo. Pero la voluntad de Pablo Iglesias y compañía no es crear una nueva sigla: "ésta no es una candidatura de partido ni un nuevo partido, sino un movimiento ciudadano: lo que proponemos es un método: que escojan los Ciudadanos y no las direcciones de los Partidos, saquemos la política de los despachos y llevémosla a las casas ya los barrios. " [4] Podemos es, pues, un movimiento ciudadano guiado por un objetivo, que es crear una candidatura electoral compartida con otras fuerzas izquierdistas mediante un método: que la elección de los candidatos que integrarán esta candidatura la hagan los ciudadanos, y no las burocracias partidistas. En este sentido, habría que preguntarse quién está realmente en contra de la unión de las izquierdas: si las personas que, día a día, luchan por autoorganizarse y hacer frente al austericidio, sin esperar ningún provecho personal a cambio, o aquellos que, también en el seno de partidos supuestamente "rupturistas", han hecho de la política una profesión y tienen miedo de que abrir las puertas de sus partidos a gente proveniente de los movimientos sociales ponga en evidencia su mediocridad y haga tambalear su comodísima butaca de político-burócrata (esto sea dicho con el máximo respeto que merecen todas aquellas personas que trabajan, de manera honesta, coherente y desinteresada, por unos ideales emancipadores el seno de los partidos políticos izquierdistas ya existentes, que también hay gente así, por supuesto).
 
La segunda razón para darle apoyo a Pablo Iglesias es la voluntad de Podemos vincular la lucha de los movimientos sociales con la representatividad institucional. O dicho de otro modo: hay que rehacer el puente entre la ciudadanía y las instituciones. Actualmente existe un abismo entre la casta dominante que ocupa los órganos de poder pretendidamente representativos y una parte cada vez más mayoritaria de la sociedad, incluidos los movimientos sociales (a los que no siempre los partidos minoritarios de izquierdas representan como debería). Por este motivo las elecciones europeas no constituyen un fin en sí mismas, sino una excusa para coordinar en una lucha común a muchas personas que comparten un mismo rechazo a las políticas austericides y al podrido Régimen del 78: "Sentarse en el Europarlamento no es lo más Importante, aunque hay que empezar a conquistar posiciones para una revolución democrática en la UE que construyó la Europa de los Ciudadanos y no la de los mercaderes. La clave es que Nuestra iniciativa la Haga suya la gente, en especial aquella que se ha Movilizad, para generar un movimiento electoral que sirvieran como mecanismo de empoderamiento democrático de los de abajo. Llegar a Estrasburgo, aunque sea con muchos Diputados y con una gran confluencia, sin haber dejado redes de gente organizada Haciendo política, sino la ilusión del "sí se puede", sería un fracaso. " [5]
 
Es decir, hay que superar de una vez la cultura partitocrática de la Transición, heredada del franquismo, según la cual la participación política ciudadana se reduce a votar cada cuatro años y luego dejar la política para los "políticos". Ninguna fuerza de izquierdas podrá tener realmente capacidad para cambiar las cosas si no tiene detrás una masa social activa y crítica apoyándolo. En este punto, Podemos coincide con los planteamientos de los partidos más rompedores, como Anova o las CUP , o con nuevos movimientos sociales también rupturistas como el Frente Cívico o el Proceso Constituyente.
 
El tercer motivo a favor de Podemos es que la cara más visible de este proyecto, Pablo Iglesias, es una persona muy conocida, y eso tiene mucho que ver con el punto anterior. En pocas palabras: es muy difícil rehacer el puente entre gran parte de la ciudadanía y las instituciones si no hay alguna persona "popular" el mensaje de la cual pueda llegar y resultar atractivo a una gran masa de población. Decía no hace mucho Jorge Moruno , citando la conocida sentencia de Wittgenstein según la cual "los límites de mi mundo son los límites de mi lenguaje", que a la izquierda le falta ampliar los márgenes de su discurso, que le hace falta otra forma de pensar, de hacer política y de comunicarla. [6] Podemos hablar mal todo lo que queramos de las tertulias políticas televisivas, pero no podremos negar una evidencia: que las sigue muchísima gente. Si el pensamiento político transformador se limita a transitar por excelsos pero socialmente herméticos juegos de lenguaje vinculados a la academia, difícilmente podrá superar los pequeños círculos conformados por las minorías ya convencidas. Si la mayor parte del personal tuviera como libro de cabecera el Manifiesto Comunista o Nosotros, los valencianos , leyera habitualmente Le Monde Diplomatique , Llibertat.cat o Rebelión (o La Voz del Valencia! ), o participara en algún movimiento social de carácter emancipador, no haría falta que Pablo Iglesias debiera perder el tiempo combatiendo las falacias de los mercenarios del poder. En una sociedad así los tertulianos del Tea Party desaparecerían, sencillamente porque su estiércol ideológico no podría competir en audiencia con otras tertulias civilizadas del estilo de La Tuerka o Fort Apache . Nos guste o no, tal y como dice el mismo Pablo Iglesias en una entrevista a ATTAC TV [7] , los medios audiovisuales definen más que nunca los discursos políticos, hasta el punto de que la militancia actual más importante no se hace en los partidos o los sindicatos, sino en los medios de comunicación. Y, si no estás en la esfera pública definida por estos, sencillamente no existes. En la Atenas clásica, cuna de la democracia, Sócrates , uno de los padres de la filosofía y del pensamiento político occidental, se dedicaba a estimular el espíritu crítico de sus conciudadanos con la práctica del diálogo, al mismo tiempo que combatía con la razón las interesadas y cínicas manipulaciones de los sofistas, que vendían sus habilidades discursivas al dueño de turno. Hoy, los sofistas embaucadores (casi siempre los mismos), los tenemos casi a todas horas en la televisión intentando convencernos de disparates como que ya estamos saliendo de la crisis gracias a una penitencia (léase recortes) necesaria, que no hay corrupción en el PP o que en todo caso todos los políticos son igual de corruptos que ellos, o que el ejercicio del derecho a decidir de los catalanes es un crimen abominable. Por suerte para la izquierda, una especie de Sócrates con coleta ha conseguido colarse en las tertulias televisivas de máxima audiencia para combatir la sofistería reaccionaria y neoliberal. Ahora, este joven Sócrates del siglo XXI ha dado un paso adelante importantísimo. Es una buena ocasión para que muchos indignados el apoyamos y nos sumamos al proyecto, siempre desde la voluntad de sumar esfuerzos con la gente que está implicada en otras iniciativas igualmente liberadoras. No podemos perder más tiempo.
 
[3] Http: www.podemos.info