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domingo, 12 de mayo de 2024 08:52h.

Con Franco pasaba igual - por Nicolás Guerra Aguiar


Tengo la impresión de que el equipo directivo del Partido Popular anda algo desarretado, desajustado, sobreexcitado. Y  sobre todo, al menos en apariencia, con simuladas nostalgias de tiempos pasados, quizás por aquello de la tradición secular que define a la España de pensamiento único, el que se alió con la Inquisición y llevó a cárceles, destierros, hogueras y miserias a todos aquellos que habían nacido de judíos o moros, de pensadores y liberales, e incluso de simples ciudadanos capaces de razonar por sí mismos.

Con Franco pasaba igual - por Nicolás Guerra Aguiar

Tengo la impresión de que el equipo directivo del Partido Popular anda algo desarretado, desajustado, sobreexcitado. Y  sobre todo, al menos en apariencia, con simuladas nostalgias de tiempos pasados, quizás por aquello de la tradición secular que define a la España de pensamiento único, el que se alió con la Inquisición y llevó a cárceles, destierros, hogueras y miserias a todos aquellos que habían nacido de judíos o moros, de pensadores y liberales, e incluso de simples ciudadanos capaces de razonar por sí mismos.

Y lo digo  porque el señor Floriano, vicesecretario de Organización y portavoz de la cúpula genoval en esta situación de sobresalientes sospechas, amenaza con  acciones penales o civiles contra quienes hayan podido filtrar informaciones, descubrir supuestas incorrecciones o publiquen en torno a la sobrenatural entrega de ayudas económicas, sobreentendiendo que eran personas necesitadas, otrosí. Y es que, como sabemos, sobrevuelan ciertas acusaciones que hablan de sobreexcesos euriles en las categorías superiores del entramado político.

Porque, sin duda, para algunos dirigentes quizás anquilosados en las maneras de otras épocas, la mejor forma de eliminar cualquier agravio contra la institución que representan está en la inmediata presentación de denuncias, por más que prudentes comportamientos inviten a rigurosos análisis de la situación y, de paso, a la estimación de que todos los periódicos del mundo quizás no estén equivocados cuando en primera página dan a conocer supuestas irregularidades. Porque los tiempos han cambiado, y las pasiones no son las mejores  recomendaciones para análisis serios, fríos, rigurosos.

Sirva de ejemplo un caso real. El 20 de noviembre de 1970 el Ministerio de Información y Turismo -a nombre del señor Fraga- comunica a su delegación Provincial en Las Palmas que debe actuar contra el director de la revista Sansofé (señor Herrera Piqué, cosa de rimas) porque permitió la publicación de un reportaje –Huelga de Transportes en Tenerife- en el número 40 de fecha 14 de noviembre. En tal  relato, amplía el Ministerio fraguil, se incluyen frases como «La huelga, medio extremo y necesario» y «la huelga puede seguir siendo remedio necesario para la defensa de los intereses de los trabajadores». Tales apreciaciones irreverentes, añade, pueden constituir una infracción del artículo 2º de la Ley de Prensa e Imprenta (Ley Fraga de 1966), el cual «limita el derecho a la libertad de expresión por las exigencias del mantenimiento del orden público interior».

Como obedece órdenes y acata las instrucciones dadas en el escrito que remitió el señor Director General de Prensa, la Delegación Provincial que dirige el señor L.M. incoa expediente y designa instructor al funcionario don A.C.R. A la vez, nombra a doña J.Mª.S.A. como secretaria. El señor instructor envía a la revista el Pliego de cargos contra su director, pues “se estima que infringe lo dispuesto en el mencionado artículo 2”.

El señor Herrera Piqué manifiesta en su defensa que aquellos párrafos citados literalmente están recogidos de la Carta Pastoral del obispo de la Diócesis Nivariense con fecha 11 de noviembre y que aquella fue leída en todos los templos de Tenerife. Es más: se relacionan con el «Decreto sobre la Iglesia en el mundo actual», capítulo III del Concilio Vaticano II. Lo cual es, a continuación, rebatido por el instructor del expediente administrativo pues, afirma, lo que está en vigor  son «los principios de la declaración XI del Fuero del Trabajo, más las normas que afectan al orden público interior que declaran ilegal la huelga».  Por tanto, se considera infracción grave la inclusión de tales frases y condena no al señor obispo, sino al señor Herrera Piqué a la «sanción de multa» de cuarenta mil pesetas en cuanto que el artículo 2º limita el derecho a la libertad de expresión «por las exigencias del mantenimiento del orden público interior».

En el caso anterior, resulta impactante que el Ministerio sancionara a quien reproduce, textualmente, frases de la Carta Pastoral leída un domingo en las iglesias de la provincia santacrucera, lo cual incluye también a La Palma, Gomera y Hierro. Y como se leyó en todas las misas, y las autoridades civiles, militares, administrativas, censoras y ministeriales de Información y Turismo debían asistir a ellas por aquello de la catolicidad del Estado,  absolutamente todos los responsables de la censura y defensores a ultranza de la limitación a la libertad de expresión por el bien del orden público fueron directos receptores de tal revolucionario comunicado. Sin embargo, se impone sanción económica a quien reproduce fielmente algunas de las frases, no a su autor, el señor obispo nivariense.

Algo así me parece el comunicado del señor Floriano, vicesecretario de Organización del Partido Popular. No arremete contra el delator de los supuestos hechos, presuntos, hipotéticos, conjeturados (cúbrome las espaldas, vive Dios), ni tan siquiera contra el periódico que sacó los papeles en primera. Muy al contrario, advierte a terceros, por si osaran escribir sobre tales denuncias. O lo que es lo mismo, si en 1970 no condenaron al señor obispo nivariense pero sí sancionaron a quien reprodujo algunas frases de tal autoridad eclesiástica, parece (solo parece, aparenta, quede claro) como si el señor Floriano actuara cual añorador del artículo 2º de la Ley de Prensa e Imprenta y no arremetiera contra quien dio a conocer papeles ni contra El País, aunque sí avisa a posibles comentaristas malévolos. Pero ocurre algo importante: el señor Floriano equivocó la cronología, está desfasado en el tiempo, parece (digo parece) anquilosado en comportamientos anteriores en cuanto que el artículo 2º sí es del fundador del PP, por más que ambos (artículo y padre) ya no están de cuerpo presente.

http://www.canarias7.es/articulo.cfm?id=291944