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viernes, 26 de abril de 2024 02:59h.

El futuro es mi ombligo - por Erasmo Quintana

 

erasmo quintanaEn el último tiempo veo con desagrado (al menos yo, que soy un ingenuo irredento) cómo innumerables comentaristas creadores de opinión, entre los que se encuentra mi buen amigo Chema Tante –cuyo punto de vista respeto-, se parten la cara defendiendo a una de las opciones, la independentista, que pertenece a la mitad de los catalanes, olvidando por completo a la otra mitad, que no quiere vivir en su propia tierra como extranjeros.

El futuro es mi ombligo - por Erasmo Quintana *

En el último tiempo veo con desagrado (al menos yo, que soy un ingenuo irredento) cómo innumerables comentaristas creadores de opinión, entre los que se encuentra mi buen amigo Chema Tante –cuyo punto de vista respeto-, se parten la cara defendiendo a una de las opciones, la independentista, que pertenece a la mitad de los catalanes, olvidando por completo a la otra mitad, que no quiere vivir en su propia tierra como extranjeros. De ahí que nos preguntemos, ¿qué ley respalda que una parte de la ciudadanía pueda imponer a la otra su voluntad sin contar con ella, domeñándola, dando como resultado que es manejada cual si se tratara de unos perfectos dictadores, aquellos del ordeno y mando? Parece que empatizan más con los antisistema, los que quieren abolir todas las leyes: los anarquistas, que los que quieren que prevalezcan las normas que toda sociedad civilizada se ha dado para que la justicia alcance a todos por igual. En un sistema democrático como el nuestro todos somos completamente libres, y actuamos conforme a la ley siempre que no hagamos nuestros los derechos legítimos de los demás.

Lo que está sucediendo en Catalunya viene de lejos con un período de gestación de años, durante el cual se emplearon concienzudamente a catequizar en las escolas a la tierna infancia, envenenándola de odio y en el santo desprecio a todo lo que significara España. Y cuando esos infantes se hacen mayores, convertidos en monstruos por la mentalidad enfermiza, queda reflejado en esta anécdota: El pasado Día de la Fiesta Nacional, un capitán piloto de avión caza, Borja Aybar, de regreso a la base tuvo la mala hora de que su aparato averiado se colocara boca abajo, lo que impidió que pudiera eyectarse para salvar su vida. Ante esta tragedia, quedó patente la catadura moral de Domingo Mir, portavoz de ERC en el Grupo Municipal de L´Hospitalet de Llobregat, twitteando “Para cuándo los controles de alcoholemia en el aire”, al enterarse del accidente que costó la vida al piloto. Más tarde pidió perdón; pero no se preocupe el indecente: con el pronto se quedó retratado. El amor, la religión, o el deber patriótico, han servido de disfraz para ocultar las más bajas pasiones que anidan en algunos seres humanos; por ello, que sea  –por poner solo un ejemplo- tan fácil quitar la vida a un semejante y no quede el más mínimo sentimiento de culpa. El fanatismo llega a tal extremo que quien mata en nombre de Dios se sienta orgulloso de haberlo hecho. En consecuencia, quien está dispuesto a hacer las mayores burradas, si es en nombre de la patria, nada de remordimiento, más bien contento con los parabienes que le dispensa la colectividad. 

Se acaba de conocer la respuesta de Puigdemont a Rajoy con un ni sí ni no, sino todo lo contrario, provocando, de ratificarse el jueves 19, que se aplique el 155 de la Constitución, lo que agrandará el victimismo, oxígeno para los independentistas. Qué más da en una gente que se ha basado en mentiras sobre mentiras para justificar el golpe de Estado, atendiendo al fiel reflejo del manual del buen golpista, cuyos adalides son Franco y Pinochet. La primera acción del golpe es tumbar el Estado de Derecho y su primerísima víctima, la verdad. Todo esto se agrava si convenimos en que el pueblo catalán no es una colonia de ultramar pisoteada por la bota militar de un imperio, en cuyo caso sí le asistiría el derecho internacional de independencia. Cataluña goza de libertad plena –es, junto al País Vasco, la de mayor autogobierno-, lo que se hace posible con las máximas transferencias que optimizan los intereses generales de sus ciudadanos. Todo esto se ve ensombrecido por la necesidad que tiene el exHonorable Jordi Pujol de escapar a la Justicia por su 3% junto a todo lo que pudo rapiñar a su pueblo, mandando ingentes remesas de dinero a Andorra, Suiza y paraísos fiscales latinoamericanos. Para hacerlo desembarazadamente, distraía a la opinión pública catalana con el mantra “España nos roba”.

 Este país no tiene remedio. Sin duda es una grandísima nación, pues de no serlo, ya entre todos la hubieran arrumbado, no quedando ya de ella ni las cenizas. Hasta hace bien poco el paradigma era “de la aldea a lo universal”; ahora parece que es lo contrario, “de lo universal a la aldea”. El futuro es el ombligo.

* En La casa de mi tía por gentileza de Erasmo Quintana

ERASMO QUINTANA RESEÑA