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martes, 14 de mayo de 2024 06:40h.

Garzón desencadenado - por Alejandro Floría Cortés

El año que nació Alberto Garzón, 1985, Billy Ocean participaba en la banda sonora de la película “La Joya del Nilo” con la canción “When the Going Gets Tough, the Tough Get Going”, juego de palabras que viene a significar que cuando las cosas se ponen difíciles, los fuertes se ponen en marcha.

Garzón desencadenado - por Alejandro Floría Cortés *

El año que nació Alberto Garzón, 1985, Billy Ocean participaba en la banda sonora de la película “La Joya del Nilo” con la canción “When the Going Gets Tough, the Tough Get Going”, juego de palabras que viene a significar que cuando las cosas se ponen difíciles, los fuertes se ponen en marcha.

No han estado nada fáciles las cosas para Alberto Garzón y Unidad Popular: el siempre duro y complejo arranque de las iniciativas populares en las distintas circunscripciones, unas negociaciones con Podemos rematadamente mal informadas por los medios y el aislamiento mediático más descarado, cutre y ramplón han sido, en resumen, los tres mayores obstáculos a los que se ha tenido que enfrentar la organización y su candidato a la presidencia del gobierno.

Tampoco podemos dejar de llamar la atención sobre la monstruosa mercadotecnia desatada desde la antesala de las elecciones europeas y que ha impregnado todos los medios de comunicación con titulares efectistas, noticias incompletas, interpretaciones sesgadas, editoriales sectarias, argumentos falaces, entrevistas espectáculo y encuestas electorales tan cocinadas que la mayoría se han pegado en el fondo del caldero.

Cuando arrancó la campaña electoral, las cosas estaban difíciles, y los fuertes se pusieron en marcha. Debe ser estupendo eso de que los medios te hagan buena parte de la campaña y que se ocupen de tu posicionamiento(diferenciación respecto de tus competidores)y que difundan ciertas combinaciones de significantes premeditadamente vacíos como eslóganes o auténticos mantras (del sánscrito,literal y paradójicamente, “pensamiento”). No iba a ser el caso para Unidad Popular.

Alberto Garzón ha aprovechado francamente bien las escasas ventanas que le han abierto los medios de comunicación, nunca sabremos hasta qué punto por imposición de la Junta Electoral, mientras que el equipo de La Cueva ha derrochado imaginación y trabajo para visibilizar, en las redes primero y en los medios después, el proyecto de Unidad Popular. Lo cierto es que no hizo falta mucho tiempo para que así fuera y se reconociera la injusta exclusión a la que había sido sometido.

Y es que más allá de la cosa mediática, están los contenidos, el “programa, programa, programa”, la firme voluntad de hacer pedagogía política con cada oportunidad que se ha presentado y la propia actitud.

Han abundado en las redes informes y tablas comparativas, desarrolladas por distintos movimientos y grupos de interés, con los alcances de los programas de los partidos y hemos comprobado que, en general, Unidad Popular siempre va por delante de las demás organizaciones, destacando su elaboración y su definición.

En el inevitable marco de la mercadotecnia se ha optado, naturalmente, por la orientación a las necesidades de las personas antes que por la espectacularización narcotizante que se orienta a los votos y en la que han incurrido sin tapujos PP, PSOE, Ciudadanos y Podemos. Cuando vas contracorriente pero sabes que hay verdades por descubrir, no queda otra que ser honesto y coherente, y pones las herramientas en manos de la gente y te preocupas de que se entienda el mensaje por encima de cualquier cosa.

Alberto Garzón ha puesto las cartas encima de la mesa y ha jugado al descubierto con tahúres de crédito ilimitado que intercambian sus cartas sin pudor. Ha sido radical, de raíz (radix, radicis), mal que le pese a quienes se atribuyen herencias intelectuales de teorías deformadas cargadas de renuncias. Ha clamado por el pensamiento crítico como el primer recurso que nos hace libres y que nos permite elegir sin condicionamientos (imprescindible la anécdota de José Sarrión “¿Quién ha estado pensando por vosotros?”). Nos ha recordado que la voluntad política es una elección.

También ha devuelto la utilidad del voto a las personas, depositarias únicas del derecho, al poner en valor, como nadie lo había hecho antes, su capacidad y libertad de crítica, elección y reflexión, su ideología y sus valores. Y por encima de todo, ha expuesto un concepto de democracia sin limitaciones, tan evidente y tan obvio que debería sonrojar a más de uno y preguntarse cómo hemos podido llegar hasta aquí y en qué sociedad nos hemos convertido.

Hay que añadir que este enfoque ha sido contagioso y así se ha reflejado en las candidaturas locales que se han inspirado en lo único que posee solidez y fundamento: el ejemplo y la acción. No me cabe la menor duda de que la campaña electoral ha sido enormemente pedagógica y que continuará creando bases, que buena falta hace. En este caso, no se puede decir que la suerte está echada porque ni hay juego ni hay azar. Unidad Popular y Alberto Garzón, antes que electores, han visto personas y necesidades. Esto es política.

* En La casa de mi tía por gentileza de Alejandro Floría Cortés