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domingo, 12 de mayo de 2024 15:11h.

Sobre idoneidades para cargos públicos - por Nicolás Guerra Aguiar

Hace pocos días los aspirantes al consejo rector de Radiotelevisión Canaria pasaron las primeras pruebas de idoneidad –o no- ante la comisión correspondiente del Parlamento canario. Los candidatos propuestos por CoATIción y PSOE fueron considerados aptos (aunque el segundo renunció), así como una de los dos presentados por el PP. Ante el segundo los psocialistas se abstuvieron, los coáticos votaron a favor y Nueva Canarias lo rechazó pues, argumenta, se trata de un militante pepero (la voz ya figura en el DLE)  y, además, exjefe del gabinete de prensa del señor ministro de Industria…

Sobre idoneidades para cargos públicos - por Nicolás Guerra Aguiar *

   Hace pocos días los aspirantes al consejo rector de Radiotelevisión Canaria pasaron las primeras pruebas de idoneidad –o no- ante la comisión correspondiente del Parlamento canario. Los candidatos propuestos por CoATIción y PSOE fueron considerados aptos (aunque el segundo renunció), así como una de los dos presentados por el PP. Ante el segundo los psocialistas se abstuvieron, los coáticos votaron a favor y Nueva Canarias lo rechazó pues, argumenta, se trata de un militante pepero (la voz ya figura en el DLE)  y, además, exjefe del gabinete de prensa del señor ministro de Industria…

   Desde una prudente distancia –desconozco los requisitos que se exigen- pero con interés, he seguido todo el proceso en cuanto que, desde un planteamiento riguroso y democrático, se trata de un tema importante pues en TVC (desconozco la radio) hay programas informativos muy progubernamentales y a veces amnésicos, por lo cual ya he abandonado su sintonía. Sin embargo, alguna que otra película me interesa y, de cuando en cuando, un capítulo  de la telenovela amorosa de turno (ayer vi el 12 349) ya que guionistas, actores y actrices son latinoamericanos y me sigue interesando el estudio de su español.

   Por lo pronto, y tal como está organizada la cosa, me parece que en cualquier consejo rector de cualquier ente público no habrá rigurosísima ecuanimidad en cuanto que sus miembros son propuestos por partidos políticos. Y no es que dude de buenas voluntades,  inviolables éticas y seriedades profesionales de los elegidos, líbreme Alcorac. Pero en aquellas estructuras televisivas, hasta hoy mismo muy poderosas como medio de propaganda política, hay muchísimos intereses de quienes gobiernan como para dejar libertad total a su nuevo órgano rector. (La excepción en la empresa pública fue el señor Zapatero: los programas informativos de Radio Nacional podían presumir de ecuanimidad, equilibrio e imparcialidad. Fue una rigurosa fuente de noticias sin apasionamientos ni propagandas.)

   En segundo lugar, la designación de candidatos no se hace desde la pluralidad y la imparcialidad. Los partidos eligen a sus aspirantes y, obviamente, lo hacen por afinidades ideológicas o, al menos, ciertas concomitancias. Otra cosa bien distinta, por ejemplo, es que aquellos sean propuestos exclusivamente por colegios profesionales, universidades… Sucede lo mismo que cuando se presentan nombres para órganos judiciales de altísimo rango: los partidos cierran acuerdos para seleccionar a sus componentes. (De los doce miembros del Tribunal Constitucional, diez son elegidos por el poder político  y otros dos por el Consejo General del Poder Judicial. Pero no puede haber candidatos independientes.)

   Si echamos la vista a un atrás no muy lejano, recordemos el sistema para elegir al director de un instituto. Presentadas y defendidas las candidaturas, el consejo de dirección procedía a emitir su voto secreto. De él formaban parte todos –absolutamente todos- los estamentos relacionados con el centro, es decir, profesores, personal de administración, bedeles y personal de mantenimiento, representantes del  APA  (previamente elegidos) y alumnos. La Administración educativa no estaba representada en cuanto que era la organizadora y, a la vez, responsable de tal política: así, parte interesada. Por tal razón la pureza democrática la dejó fuera. Sí figuraba –aunque las más de las veces de incógnito- un representante del Ayuntamiento, organismo poco interesado en aquel proceso democrático.

   Por tanto –e insisto en las cualificaciones personales, éticas, profesionales y de absoluta rectitud que seguramente caracterizan a los elegidos miembros de consejos rectores-, nadie negará que al menos en apariencia pueda sospecharse una simbiosis de identificación entre los partidos políticos y sus candidatos, acaso política, de simpatía, de coincidencias en algunos puntos. De ahí que doy la razón al señor Rodríguez, don Román, portavoz de Nueva Canarias, cuando denuncia el “reparto partidista” en RTVC. (Bien es cierto que a su partido lo dejaron fuera. ¿Reaccionaría de la misma manera si lo hubieran invitado a presentar un candidato o a consensuarlo con otra formación?)

   En el caso concreto de Canarias,  el proceso de visto bueno a los candidatos para el consejo rector de RTVC llega corrompido, según el señor portavoz de NC –el invitado, pero sin aspirante-. Parecía que todo estaba atado y bien atado: los señores componentes de la Comisión no tuvieron acceso a la documentación “para poder evaluar la idoneidad de las propuestas presentadas”, tal denunció NC. Y esta denuncia retrasó el inicio de las comparecencias pues el señor Rodríguez, don Román, exigió tiempo para leer los currículos de los aspirantes. Circunstancia esta que plantea la hipótesis de que CoATIción, PSOE y PP ya se habían puesto de acuerdo con antelación. (O tal vez –en aparente desconsideración- lo tenían tan apalabrado que no necesitaban saber nada sobre los candidatos.)

   Finalmente, desde un punto de vista desinteresado, desapasionado y, en apariencia, equilibrado, otra cuestión. En las actuales circunstancias de inaceptable intromisión política para seleccionar a los miembros de consejos rectores los partidos, sin embargo,  reclaman -con riguroso rigor- la formación técnica de sus avalados.  Pero lo que me desorienta y perpleja es que sean tan rigurosos en tales procesos selectivos aunque los mismos partidos, a la vez, actúan con laxitud, flexibilidad y tolerancia cuando confeccionan las listas de candidatos a las elecciones. O ya en el poder hacen nombramientos digitales para que los suyos ocupen puestos de alta responsabilidad y que pueden exigir, si  no necesaria titulación universitaria sí, y sobre todo, inteligencia, preparación, conocimientos, cultura, seriedad y honradez.

   Porque, ¿quiénes han examinado a tantos mediocres, incompetentes e incapacitados que hoy circulan incluso en coches oficiales y tienen en sus manos responsabilidades que sobrepasan casi al infinito sus aptitudes? Porque la verdad está ahí: la gente vota al número uno de la lista. Del resto, ni puñetera idea. Por eso son listas cerradas salvo para el Senado, precisamente el organismo que no tiene razón de ser.  Y aquellos, claro, serán de absoluta fidelidad al dedo digital porque les va en ello la nominilla.  ¿A dónde iban a ir?…

* Publicado con autorización del autor