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jueves, 16 de mayo de 2024 09:45h.

Inapropiada actitud del señor Rajoy - por Nicolás Guerra Aguiar

No estuvo acertado el señor Rajoy la tarde del domingo cuando clausuró con un discurso la Convención  que su partido había inaugurado la mañana del viernes anterior.

Inapropiada actitud del señor Rajoy - por Nicolás Guerra Aguiar        

   No estuvo acertado el señor Rajoy la tarde del domingo cuando clausuró con un discurso la Convención  que su partido había inaugurado la mañana del viernes anterior. Y no es que sus vagas e imprecisas afirmaciones –“Reduciremos impuestos en 2015”-, por ejemplo, restaran credibilidad a sus palabras: dos mil personas aplaudieron a rabiar. Pero lo malo fue que el señor presidente se dejó engolosinar por vítores, aclamaciones y palmas, aunque olvidó que estaba en una reunión exclusivamente con personas fieles al PP, muchas de ellas altísimos, altos y medianos cargos  que aspiran con pleno derecho a continuar  en la actividad política. O lo que es lo mismo, gente a la que no necesitaba convencer –como así pareció- de su autoridad, liderato y jefatura en la cadena de mando, quizás traición del subconsciente o inseguridad.

   Pero lo cierto es que se dejó llevar por la pasión y arremetió de forma si no grotesca, sí al menos carente de elegancia. (¿Descargó en el jefe de la oposición la ira contenida contra la oposición de su jefe y por el retroceso laboral del mes de enero?)  No citó el nombre del señor Rubalcaba, pero fue a por él: “Tú –me refiero a él- o te callas o reconoces el mérito de la gente”, en referencia a la pública negativa del líder psocialista sobre los supuestos éxitos del Gobierno, de los que el señor Rubalcaba había dicho que, de eso, ni hablar.

   Lo cual, por supuesto, no fue de su agrado, faltaría más. Y en vez de aprovechar el Congreso de los diputados –a fin de cuentas, el sitio apropiado-, lo hace en una convención de su partido donde, obviamente, juega con todas las ventajas. Y aunque en la calle la cosa sigue jodida y quizás él reconoce como mérito propio el fortalecimiento de la banca, a lo mejor resulta que sí, que hay apariencias de recuperación tal espíritus puros, y que el  señor Rajoy maneja informaciones secretas, aunque nada adelantó sobre la realidad laboral de enero, sospechoso. Quizás también por eso le fallaron las formas, los modos, las elementales normas de corrección y comportamiento.

   Hubo un lingüista español –obligó a Antonio Machado a cruzar la frontera con Francia en 1939- llamado Tomás Navarro Tomás. Es autor de un libro importante (hay afirmaciones discutibles en él) en torno a la descripción de la pronunciación española. En las primeras páginas define las cualidades físicas del sonido, a saber, tono, timbre, intensidad y cantidad.  Y en el primer apartado se refiere a la línea de altura musical en palabras, frases o discursos: es lo que se llama entonación. Y es característico referirse a ella cuando sospechamos que una frase ha sido dicha con alguna intencionalidad: “Lo que no me gustó fue la entonación. Parecía burletera”, se oye decir. Viene a ser algo parecido a lo que incorrectamente se llama “el rintintín” (alcaldesa hubo que lo usó en un pleno en vez de retintín, forma correcta).

   Pues bien: si nos atenemos a la entonación, la que usó el señor presidente en aquella parte del discurso, no solo no fue la adecuada sino que traducía cabreo, encochinamiento, enojo. Algo así como “¡Y ahora viene el tolete este a decirle a la gente que soy un mentiroso cuando hablo de la inicial recuperación! ¡Habrase visto semejante jeta, tamaña caradura?”. Y llevaba razón el señor presidente cuando añadió que el señor Rubalcaba fue corresponsable de la crisis iniciada en 2008 pues, en efecto, era ministro del Interior aquel año y vicepresidente primero de 2010 a 2011. Es decir, estaba en el Gobierno del señor Zapatero cuando desde aquel la negaron por activa y pasiva, y desde algunos ministerios se dijeron machangadas (“Llegan los brotes verdes”) impropias de personas con responsabilidades.

   La entonación usada, por más que se tratara de una Convención popular, es más inapropiada si la acompaña el tuteo ("Tú, que eres parte…, o te callas o reconoces…"), cual si el señor Rajoy hubiera trabajado en aquellas compañías telefónicas que llaman al usuario y lo primero que le sueltan es el nombre y, a continuación, el tú, compañeros de pupitre que fueron. O un dependiente, a quien es preciso recordarle que no hay confianza alguna con él para el tuteo. (Lo de “¡Hola, mi amol! ¿En qué te puedo ayudal, cariño?” quedó, obviamente, descartado.)

   Pero entonaciones e inapropiados tratamientos de tú (¿despectivos?)  sustituyeron a las necesarias argumentaciones del señor Rajoy, en cuanto que no las expuso. Oportunidad que perdió, vive Dios, ya que todos los informativos de radios, periódicos y televisiones hicieron despliegues extraordinarios pues suponían que habría noticias muy interesantes, datos, exposiciones razonadas y argumentadas. Pero nada de eso hubo. El señor Rajoy habló para los suyos, exclusivamente, quizás conocedores de las claves ignoradas por el pueblo para entender aquello de la recuperación que ya camina, dice, aunque los datos del mes de enero lo contradicen: el paro sube en ciento trece mil personas.

   Le faltó al señor Rajoy, pues, respeto. Respeto al jefe de la oposición quien, por supuesto, tiene derecho a poner en duda las palabras victoriosas en lo económico. Palabras de éxitos que son muy respetables, pero cuyos efectos nadie los ve en la calle: seis millones de parados, crisis en la investigación, caos educacional, migraciones de nuestros universitarios, abandono social… Si el señor presidente pretendió hacer un chiste, la verdad es que maldita la gracia que tuvo; no lo llamó Dios por tales habilidades. Si quiso emular al señor Borbón cuando interrumpió al señor presidente de Venezuela para instarle a que se callara, me decepcionaría, pues el señor Rajoy es un hombre inteligente. Y si pretendió insultar, tampoco lo logró.

   Su apelación al señor Rubalcaba, en fin, en fondos y formas, resultó burda, tosca, grosera, improcedente en un demócrata que debe respetar a su contrincante político y a los millones de ciudadanos que representa. Fue absolutamente inapropiada en un presidente de Gobierno europeo. 

También en:

http://www.canarias7.es/articulo.cfm?Id=325376

http://www.infonortedigital.com/portada/component/content/article/28343-inapropiada-actitud-del-senor-rajoy