El poeta guiense Rafael Bento y Travieso - por Erasmo Quintana
El poeta guiense Rafael Bento y Travieso - por Erasmo Quintana *
Rafael Bento y Travieso fue un poeta prerromántico, desconocido para la mayoría de los canarios. Nace en Guía de Gran Canaria en 1782 y muere en 1831 con tan solo 49 años. Fue coetáneo de José Viera y Clavijo, y perteneció junto con éste a esa generación de próceres isleños tales como Clavijo y Fajardo, Tomás de Iriarte, Ruiz de Padrón, Manuel Verdugo, Cristóbal del Hoyo -Vizconde del Buen Paso-, y el Doctoral Graciliano Afonso. Reparemos en si es importante la figura del guiense, que ha sido estudiada por eruditos e investigadores como Carlos de Grandy, Agustín Millares Torres, Miguel Santiago, Agustín Millares Carló, M.ª Rosa Alonso, Néstor Álamo, Joaquín Artiles y Alfonso de Armas Ayala. Se impregnó de las corrientes de pensamiento del Siglo de las Luces, y fue habitual contertulio de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Gran Canaria.
De origen de familia acomodada, ingresa en el Seminario Conciliar, alcanzando de manos del obispo Tavira dos órdenes menores. Toma contacto con los ecos de La Ilustración, el Jansenismo y es lector de Condillac y D'Alambert, lo que le permitió una sólida formación enciclopedista. Concluyendo los 
estudios sin ordenarse sacerdote (he aquí un ejemplo de que el Seminario hacía de Universidad ante la ausencia de ésta en Gran Canaria), regresó a su Guía natal para hacerse cargo de su familia y hacienda. Escribe sus primeros poemas, y la temática preferida es el ocaso del Antiguo Régimen, la lucha por la independencia contra el francés, así como contra el absolutismo del felón rey Fernando VII y a los vicios de la curia apostólica. Cantó a la virtud, la amistad, la fraternidad universal, y a la filantropía.
Desde el primer viaje que hace a la Península contacta con Leandro Fernández de Moratín y el Duque de Rivas, a los que admira, cimentando una fructífera amistad con ellos. Se valió de sus escritos para censurar la falta de libertad, la opresión y la tiranía de la época. Fue muy duro y crítico con la curia eclesial y apostólica, a la que satirizó. Se expresó con una subliminal estructura neoclásica y son sus sonetos un canto a la vida. Sus odas A la selva de Doramas y A la tempestad de 1825 en Gran Canaria concentra sus principales recursos expresivos.
En los poemas de amor, tales como La ausencia, hay posturas de pasión romántica, y su vis satírica es cáustica y llena de desenfado. En tal sentido publicó décimas dedicadas a sacarle las vergüenzas pantagruélicas a más de un frayle. Este fue alguno de los motivos por los que es perseguido por el Santo Oficio, la Inquisición, de la que escapa embarcándose con destino 
a Sevilla. Desde allí toma parte en la guerra de Independencia contra el ejército de Napoleón, ya por entonces viudo, pues su mujer fue víctima de la fiebre amarilla. Compone una oda al nacimiento de la Infanta María Isabel Luisa. Tanto gustó a la Corte, que el monarca Fernando VII mandó buscarlo para premiar su inspiración. Pero Rafael Bento, creyendo que era una argucia para ponerlo preso desde el absolutismo, dicen las crónicas que puso pies en polvorosa.
Regresa a Gran Canaria, y es en la vecina Gáldar donde desempeñó el cargo de Secretario del Ayuntamiento. Satiriza con la sempiterna rivalidad de Gáldar y Guía.
Transcurrido un tiempo (el vate no es muy querido en el municipio de Guanarteme), se siente cansado y abatido por maquinaciones que no lo dejan bien parado, por lo que se traslada a Las Palmas capital 
* La casa de mi tía agradece la gentileza de Erasmo Quintana
