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viernes, 17 de mayo de 2024 07:17h.

Ponernos en marcha - por Javier Doreste

Me suena la música. La escuché en el pasado reciente. La cantaron Mauricio y Rodríguez y alguno más se la apropió. Canarias decide, una voz canaria en Madrid, píntenla como quieran pero siempre es la misma tonada...

Ponernos en marcha - por Javier Doreste

Me suena la música. La escuché en el pasado reciente. La cantaron Mauricio y Rodríguez y alguno más se la apropió. Canarias decide, una voz canaria en Madrid, píntenla como quieran pero siempre es la misma tonada. Una Canarias mítica, sin definición, un tótum revolútum que nos engloba a todos. Trabajadores de las plataneras y aparceros del tomate manifestándose para que sus amos canarios sigan cobrando subvenciones, empresarios defendiendo la canariedad del REF y la RIC, ecocapitalistas pidiendo montar empresas de energía sin plantearse adónde irán las plusvalías. Vieja tonada que esconde tras los problemas de la nación canaria los problemas de clase, silbo que no es gomero que se contenta al final con un holding de empresarios de la tierra? La propiedad de los hoteles, el destino de las subvenciones, la opacidad de la RIC, nada se cuestiona al fin, si acaso con la boca chica. Lo importante es que Canarias Decide. Una Canarias que no nos pertenece. Una Canarias que pertenece a nuestros enemigos de clase. Pero esto no se dice, esto no se toca, no sea que vayamos a joder con la pelota de las reivindicaciones de clase. Piensen un momento que aquí se decidieran los grandes convenios colectivos. ¿Tendrían fuerza los trabajadores canarios, divididos en pequeñas empresas, para imponer un convenio colectivo justo? ¿No tendrían que colgarse los del metal de lo que consiguieran los trabajadores del ramo de las grandes empresas del automóvil en la Península?

Canaria Decide, repiten llenándose la boca con la palabra. ¿Pero qué Canarias? ¿La de los empresarios saqueadores, destructores de nuestro medio? ¿O la Canarias de la clase del personal de los servicios públicos, de la enseñanza y la sanidad, la administración, las mujeres, los jóvenes, desempleados? que saben que solo la lucha en todo el estado puede arrancar al capital y al patriarcado mejores condiciones de vida?

Periódicamente vuelve la canción. Cada vez que hay una oportunidad de cambiar el rumbo de la historia, de que los nada de hoy todo puedan ser, surge esta nana. Canarias Decide. Y nuestro pueblo se deja llevar por ese canto de sirenas; auténtico que algo cambie para que nada cambie. Es el maullido del Gatopardo isleño. La operación política e ideológica para que olvidemos que si bien somos canarios y tenemos problemas canarios, nuestros amigos son los trabajadores y las trabajadoras de la Península, de Europa, África, América y que nuestros enemigos son los capitalistas canarios y sus aliados peninsulares y extranjeros.

Pues lo que está en juego no es más o menos autonomía o competencias para Canarias. Lo que está en juego es el rumbo que tomará la sociedad española en los próximos años. Un camino hacia el socialismo, la participación democrática, la República incluso? o un camino al pacto interclasista en defensa de esa mítica Canarias. Esa Canarias de la que hablan, se resume en los instrumentos de especulación y saqueo que tienen los empresarios isleños: el REF, la RIC, las subvenciones a la agricultura de exportación? La cuestión está entre esas grandes empresas canarias que construyen hoteles y desarrollan el todo incluido, controlan lo que se importa para que sigamos en la dependencia alimentaria, pervierten las energías alternativas amañando los concursos? y nosotros, los de abajo, los que nos oponemos a sus martingalas, los que defendemos a los excluidos, a las mujeres, a los jóvenes, a los desempleados, al medio ambiente. Esa es la cuestión. En noviembre nos jugamos la posibilidad del cambio, del cambio real de sistema en todo el estado. No nos jugamos una reivindicación territorial, por muy respetable que sea y por mucho que la asumamos y la defendamos. Nos jugamos el futuro de todos. De gallegos, catalanes, vascos, andaluces? de todos los pueblos y naciones del estado, incluido el canario. Nos jugamos el futuro de los de abajo. Nos jugamos quién pilota el cambio, si el interclasismo teñido de falso nacionalismo o los de abajo. Yo apuesto y me comprometo para que sean los de abajo los que piloten el cambio. No es cuestión de nación, en este momento es una cuestión de clase. O los pueblos o la troika. No hay otra. O la troika o nosotros. No es Canarias contra el Estado. Es todos los pueblos del Estado contra la troika. Quien no quiera entenderlo que siga cantando la nana del Canarias decide para dormirnos. No lo va a conseguir. La clase se ha puesto en marcha y nosotros en ella.

* En La casa de mi tía con autorización del autor