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viernes, 17 de mayo de 2024 01:12h.

Sobre el miedo - por Javier Doreste


Definía Descartes el miedo como “una turbación y un asombro del alma que la priva de poder resistir a los males que piensa muy cercanos…” y Simenon como “un enemigo más peligroso que todos los demás”.




 

Sobre el miedo

Definía Descartes el miedo como “una turbación y un asombro del alma que la priva de poder resistir a los males que piensa muy cercanos…” y Simenon como “un enemigo más peligroso que todos los demás”.

Este es el miedo que en estos momentos quieren que atenace a los hombres y mujeres de España. Ese es el miedo que intentan inculcar en el corazón y las mentes de nuestro pueblo. Miedo al paro, a la pensión de miseria, a los servicios públicos, sanitarios y educativos de mala calidad, al desahucio, miedo al futuro inmediato y al más lejano. Un miedo con el que pretenden que aceptemos como una buena noticia la cruel Reforma Laboral con la excusa de que podría ser peor. Un miedo que van metiendo en cada vuelta de tuerca que dan a la situación de los trabajadores, de las mujeres, los jóvenes, los pensionistas, los desempleados…

Empezó el gobierno anterior y ha continuado el actual. Ayudados por un coro de medios de comunicación que manda el mismo mensaje: o se acepta esta canallada o la cosa se pondrá peor. O aceptamos lo que hacen empresarios y gobierno (con la adquisición a veces y otras el silencio culpable la protesta disminuida de algunas burocracias sindicales) o vendrá el hombre del saco, Sarkozy, Merkel, Europa… lo quieren los mercados, así en abstracto, como si los mercados no fueran personas determinadas, especuladores y ladrones, a cuyo servicio se han puesto bancos y gobiernos.

Y el miedo va calando entre los trabajadores, los paraliza, les impide resistir. Nos aferramos al trabajo que aún conservamos, no nos movemos por miedo a las consecuencias. Ahí está una de las claves de la ofensiva del neoliberalismo. Han ido desarmando ideológicamente a la clase trabajadora, han ido arrinconando a unos y comprando a otros de entre los luchadores. Por eso es hoy, más importante que nunca que reaccionemos a ese miedo. Que digamos con tranquilidad que ya estamos en el fondo del pozo. Que ya estamos perdiendo tanto que poco nos queda por perder. Que las palabras del Manifiesto Comunista (“solo podemos perder nuestras cadenas”) se están haciendo realidad en los tiempos actuales.

Nuestros padres y abuelos vivieron con el miedo que provocó la dura represión del franquismo. Ese miedo duró, como la salvaje represión cuarenta años. Pero al final, porqué muchos resistieron, la gente se quitó el miedo. Salió a la calle. Ocupó espacios públicos y terminó venciendo aquella parálisis del franquismo. Se conquistó la democracia y se dieron los primeros y tímidos pasos hacia la sociedad del bienestar. Se consolidaron derechos como el de la Sanidad Pública de Calidad, la Educación, el derecho de huelga, los convenios colectivos, el derecho de la mujer a la igualdad, a disponer de su cuerpo y su maternidad… Fue una consolidación desigual. No todos estaban igual de desarrollados. Pero se había empezado un camino de libertades y derechos que los años de neoliberalismo del PSOE y el PP limitaron inicialmente y después empezaron a desmantelar.

Si en su momento fuimos capaces de vencer al miedo de la represión esta vez tenemos que ser capaces de vencer el miedo a los mercados. Debemos ser capaces de levantarnos y combatir, de nuevo en las calles como contra el franquismo, a los actuales gobernantes, estén en la Moncloa o en Bruselas.

Por eso la jornada del 29 de marzo debe ser una jornada sin miedo. Una jornada de lucha, de huelga de los trabajadores y de huelga ciudadana. Una jornada para demostrar a los de arriba que los de abajo hemos perdido el miedo. Una jornada, la primera de otras, que consiga que levantemos la cabeza para gritar que no estamos dispuestos al sacrificio. Que no somos bueyes que agachen la cabeza. Que vuelven los vientos del pueblo que”esparcen el corazón y avientan la garganta”

 

.http://sisepuedecambiar.blogspot.com/2011/05/entrevista-javier-doreste-en-el.html