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miércoles, 08 de mayo de 2024 16:17h.

Todo Incluido - por Rafa Dorta

Aqui, en nuestro sur, el turismo barato llena los hoteles de ingleses con exceso de grasa que sudan litros de cerveza mientras lucen con orgullo la pulsera amarilla del todo incluido.

Todo Incluido - por Rafa Dorta

Aqui, en nuestro sur, el turismo barato llena los hoteles de ingleses con exceso de grasa que sudan litros de cerveza mientras lucen con orgullo la pulsera amarilla del todo incluido.

Las tremendas quemaduras en esas pieles de clase media baja que apuran la intensidad de la estancia como si no hubiese un mañana, se mezclan en un decorado con cierto aire decadente. Las estrecheces económicas se palpan en los restaurantes a medio gas y en los empleados de las tiendas semibvacías que suspiran porque aparezca algún ruso que les resuelva la venta del día.

El destino vacacional ha sufrido un progresivo deterioro y el número de estrellas de los alojamientos no se corresponde con su categoría real, salvo honrosas excepciones. La política de precios bajos impuesta por los tour operadores y bendecida por la estrategia corto placista del gobierno canario ahonda la debilidad de un sector gigante con los pies de barro. Cualquier incidencia externa tiene un impacto tremendo en los niveles de ocupación en unos establecimientos que arrastran el problema de la baja rentabilidad, provocando de forma automática una merma en la calidad de los servicios.

La renovación y modernización de la planta alojativa más que una necesidad es una obligación si queremos poner en valor un lugar privilegiado por muchas razones. El clima, los paisajes, el trato amable al visitante (cliente) han conseguido una gran capacidad de fidelizacion. Pero el reto está en dar más pasos hacia la diversificación de la oferta, conformando un modelo diferenciado que huya de las imitaciones; una gestion sin complejos en la que nos reconozcamos y por la que seamos reconocidos. La marca Canarias no se puede ceñir a un slogan o a las pantagruelicas campañas de publicidad porque debe estar asociada a nuestro concepto de identidad. Si no creemos en nosotros mismos como pueblo, sin caer en estériles nacionalismos, no sabremos encontrar la vía para afrontar las nuevas exigencias de un mercado muy competitivo en el que cada vez priman más las decisiones individuales de los que viajan para sentir experiencias únicas.

Lo importante ya lo poseemos, una tierra excepcional, y de nosotros depende el curso que vaya a tomar nuestra industria turística, la unica generadora de miles de empleos sostenibles en el tiempo. Si permanecemos anclados en la mediocridad auto complaciente y agarrados al pobre recurso de la queja constante, esperando a que vengan otros a solucionarlo; si no cuidamos la imagen de este archipiélago, partiendo de la confianza en nuestras posibilidades y afianzando nuestra autoestima, no seremos viables ni económica ni política ni socialmente.