A Paulino se le agota su búsqueda incesante de temas de impacto, intentando distraer al personal de los gravísimos problemas furto de su gestión. Por eso no tiene más remedio que repetirse. Y ahora vuelve con el guineo imposible de la reforma del estatuto. Imposible, porque esa reforma se decide en el Congreso. Y el Congreso está dominado por el Pp. No hay salida. Y Paulino lo sabe. Pero hay algo todavía peor. Y es que, aunque se pudiera hacer, tampoco esa reforma es ninguna solución. Porque el Estatuto, al final, es un instrumento, no un fin en sí mismo, como pretende hacer ver Paulino. Y el pueblo canario tiene otros problemas peores ahora, como describe muy bien Padylla en LA OPINIÓN, en esta viñeta que les ruego ver completa, pinchando,