Ya lo dice toda la prensa en el estado español: Soria deja sus funciones de ministro y dimite como diputado y como presidente de su partido en Canarias. Qué menos. Pero esto no le exime de la obligación de explicar sus fechorías y no libera a los tribunales y fiscalías de su deber de investigar de oficio todas las actuaciones políticas y empresariales de este sujeto, cuya retirada es su mejor confesión.