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viernes, 17 de mayo de 2024 09:55h.

Asamblea de Firgas, conciencia democrática - por Nicolás Guerra Aguiar

Si no fuera porque es gente con la Ideas muy claras, podría pensarse que los componentes de Asamblea de Firgas son acaso una pose, quizás una ligereza, tal vez incluso hasta una frivolidad de ciudadanos ante el cotidiano escenario político de su municipio.

Asamblea de Firgas, conciencia democrática - por Nicolás Guerra Aguiar

Si no fuera porque es gente con la Ideas muy claras, podría pensarse que los componentes de Asamblea de Firgas son acaso una pose, quizás una ligereza, tal vez incluso hasta una frivolidad de ciudadanos ante el cotidiano escenario político de su municipio. Y es que ellos –José, José María, Pascual- dicen con absoluta contundencia y convicción racional que su gran ilusión al juntarse en Asamblea fue una: la natural desaparición de tal cámara o entidad de ciudadanos por su propia no razón de ser. O lo que es lo mismo, porque los fundamentos que dieron lugar a su creación en diciembre de 2013 ya habrían sido superados por el buen gobierno municipal. Pero como se trata de un pueblo –Firgas- en el que las mociones de censura son tan cotidianas que casi llevan al disparate de la sinrazón (si no son acaso la sinrazón misma), les comento a mis contertulios que se harán mayores mientras el sistema siga funcionando como hasta el momento. Y hasta el momento privan y dominan intereses grupales o personales que afectan a siete mil firguenses, quinientos de ellos alumnos universitarios.

Cuando supe por infonortedigital que un grupo de vecinos se había echado a caminar –a hacer caminos, matiza José María- por Lomo El Pino (barrio firguense) para darles la voz a sus pobladores y que estos explicaran las realidades no oficializadas en que viven, me interesó sobremanera tal iniciativa. Sus entrevistados, a pie de calle, respondieron con demoledoras afirmaciones sobre ausencias de elementales condiciones de vida (parque infantil, espacio físico para entretenimiento de los mayores, servicio de limpieza, una parada de guaguas, canchas de deportes…). Y por ellos supe sobre el absoluto aislamiento físico y moral que padece, por ejemplo, este barrio, cuya soledad no es la excepción al estado en que Firgas se encuentra. Muy al contrario, es la flagrante realidad de un municipio en el cual se producen perplejantes pactos políticos para que los mismos de siempre sigan en el poder.

Por eso, desaparecidos desde los primeros minutos recelos o reticencias porque les parecía increíble que yo mostrara interés por su compromiso social y me preocupara por conocerlos desde dentro, las dos sesiones de palabras que tuvimos, de razonamientos, justificaciones por su Asamblea y rigor expositivo me permitieron entender que Firgas, por el momento, tiene conciencia ciudadana en estos tres ciudadanos con quienes hablé durante horas (imposible con veinticinco, por ejemplo). Sin embargo ellos no son  los únicos de Asamblea sino, en este caso, sus accidentales portavoces, como pudieron ser otros.  

Y los tres lo dejaron claro desde el primer momento: no dirigen, en absoluto. Son, simplemente, miembros de un colectivo que siente la honda preocupación por su pueblo. Pero, sobre todo, por los tremendos desequilibrios que en él se producen en cuanto que, parece, allí todo vale al margen de ideologías, pensamientos ordenados y racionales. Un pueblo que necesita urgentes planificaciones, inversiones ordenadas y justificadas, conexiones con el casco e, incluso, hasta coherencia política que permita a los firguenses opinar sobre urgencias y perentorias necesidades frente a posibles derroches de dinero público, fachadas para hoy y ruinas para mañana.

Y las volcánicas convulsiones en las mentes sanas, limpias y ordenadas de esta gente joven (la juventud la marca la rebeldía) se produjeron, al fin, tras uno de esos interminables episodios desestabilizadores en Firgas: las elecciones de 2011 significaron un triple empate en tres grupos políticos, CC, PP, COMFIR. Los dos primeros se alían para gobernar dos años cada uno. Pasa el primer bienio y el PP cede la alcaldía a su aliado. Pero a los seis meses el aliado ya es enemigo. Por tanto, los populares pactan con COMFIR y recuperan el poder, lo único importante. Así, la sangre hierve en los nobles sentimientos de José María, Pascual, José, Asamblea. Y como son gentes formadas, educadas en la palabra y el juicio certero, nada apasionado, la indignación los convierte en serenos seísmos, hartos ya de que les estén tomando el pelo. Y están dispuestos a revolucionar sus relajadas vidas: “Salgamos de lastimeras quejas en las esquinas y ocupemos el ágora, la plaza pública, los espacios que en democracia les corresponden a los auténticos propietarios de la sociedad: sus habitantes”.

Y así, cercanos a la pasión ordenada –impactan mesura, respeto y prudencia en sus palabras mientras charlamos entre aguas y cortados- pero hartos de tanto desbarajuste y tan desordenada realidad política, nace Asamblea de Firgas. Y en su explicación de principios –ética, conducta moral, rigor y seriedad los definen- se dan la palabra y serenan sus miradas porque saben que son dueños de la razón, de mensajes nobles y elementales, de pensamientos cargados de esperanzas y noblezas, de gente creadora por más que parten de la nada, o casi.

Pero mucho me temo que los llamarán revolucionarios, anarquistas, desajustadores del equilibro social, alteradores de la paz ciudadana. Porque es cierto que quieren agitar, insurreccionar, amotinar con sus planteamientos: buscan la directa participación ciudadana en temas de importancia para el municipio; reclaman que las promesas electorales se cumplan; piden que el pueblo destaque qué es lo prioritario (los barrios, algunas de cuyas zonas están a oscuras, tienen mucho que decir sobre la no recogida de basura, ausencia de alcantarillados…); que los votos en las urnas sean pactos entre elegidos y electores para beneficio de todos; que la democracia sea participativa, no aquello de “ustedes voten, que de gobernar nos encargamos nosotros”; que el Ayuntamiento escuche opiniones sobre obras como la cancha de pádel, inaugurable, en el corazón de un barrio muy deprimido. Construida hace poco (sesenta mil euros),  no se estudió el entorno físico, lo que significa que el suelo se levantó con las primeras lluvias…

   Yo los escucho, y creo en ellos. Sus miradas reflejan seriedad y convicción porque, además, son dueños de palabras cargadas de argumentos, seriedad,  razones. Y sus pensamientos, ya lo sé, encierran verdades como puños.