Fátima Báñez en el Congreso demuestra que no importa lo que dijeron, lo que importa es quién manda aquí
Pienso que las palabras de Humpty Dumpty, personaje de Carroll, aplicables a tantas situaciones políticas, cobran su sentido supremo en este gobierno pepero del poder absoluto y el desprecio total. Este elemento colocado en el Ministerio de Empleo ha destapado una de las peores vergüenzas de un gobierno carente de todo decoro.
La mujer devota de la virgen rociera ha dejado claro que, contra lo que dijeron unánimemente el gobierno y el partido a que pertenece, "la reforma laboral tuvo motivaciones económicas, no de fomento de empleo". Es algo que dijimos entonces y que se confirma ahora. La reforma laboral solamente buscaba dejar las manos libres a las empresas para que cumplieran la misión que le había signado la ofensiva ultraliberal: echar gente a la calle, amedrentar a quienes conservaran el empleo, empobrecer a la población y, al final del camino, engrosar las cifras de beneficio y, obviamente, los dividendos del capital.
Para eso fue la Reforma Laboral que Rajoy y su hordfa defendieron como la piedra filosofal que crearía el oro del empleo para todos y todas. Resultado: las empresas ganan mucho más, y quien todavía tiene empleo (en Canarias, solamente dos de cada tres, y bajando, que no se olvide) deberá trabajar más, para ganar menos.
Y, como gota final del escarnio y el insulto a las trabajadoras y los trabajadores, Fátima dice ahora que esa Refroma Laboral les beneficia también, porque "ayuda a contener el paro". No solamente es feo, es mentira, también.
Eso es la Reforma Laboral. Esa es la grloria del Partido llamado popular.