En CONTRAINFORMACIÓN, importante artículo de Rafael Silva, sobre la gravedad del problema de la Deuda Pública, una de las armas esenciales del neoliberalismo en su estrategia de dominación global. La Deuda Pública acogota a los gobiernos y su existencia es la causa de la mayor parte de las tribulaciones que sufren los pueblos, Y hay que añadir, y lo hago yo, Chema Tante, que los gobiernos se endeudan, en una proporción significativa, para soportar los gastos suntuosos, innecesarios, de propaganda y bélicos. Y no hablemos de lo que supone la corrupción. Y que, en todo caso, si se implantara un sistema fiscal equitativo y se eliminaran los dispendios injustificables, no haría falta que los estados se endedudarqn.
Desmintamos entonces la clásica falacia de que “Las deudas hay que pagarlas”, que los economistas neoliberales y los políticos del “sentido común” nos intentan inculcar. El concepto es bien sencillo y justo: Sack consideró que existen casos excepcionales, en los cuales la deuda puede (y debe) ser anulada. En concreto, los acreedores deberían aceptar la anulación de la deuda si quedara demostrado que el gobierno que obtuvo el préstamo lo utilizó en contra de los intereses de la nación y su población, y/o que hubo ausencia de consentimiento por parte de la misma. Además, integró la concepción de la deuda odiosa con la demostración de que los acreedores no habían actuado de buena fe, y además tenían conocimiento del objeto de la deuda.
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