Vicenç Navarro en PÚBLICO y en su blog hace una comparación, por su experiencia personal entre la atención social en Escandinavia y en el estado español, con el resultado que todo el mundo conoce. Lo señala el coherente veterano militante socialista Antonio Aguado y yo, Chema Tante repito que la atención social no solamente es una cuestión de justicia sino un factor de dinamización económica, de ahorro de recursos y de creación de empleo. Y tampoco dejaré de decir que la única causa de que los asuntos sociales no se atiendan como es debido en este estado es que ello beneficia a las empresas privadaas que, como es sabido, son las que mandan en esta democracia pretendidamente plena
Guillermo Martínez en PÚBLICO describe otra situación denigrante. No es que sea más grave porque ocurra con un gobierno progresista, pero sí es más vergonzoso. Yo me acuerdo Aznar diciendo "Teníamos un problema, y ya no lo tenemos" o al jediondo Soria, cuando metía en un avión a migrantes con destinos desconocidos y sin un céntimo. Pues esto mismo, lo mismito, están haciendo Sánchez e Iglesias. Lo siento bastante, pero es lo que hay.
Yo, Chema Tante, no tengo la menor duda sobre el rigor con que MÉDICOS SIN FRONTERAS ha preparado este informe que comenta LA MATRIX HOLOGRÁFICA y que señala Federico Aguilera Klink. Pero creo, que al menos en lo que se refiere a Canarias, hubiera sido aconsejable localizar territorialmente los problemas. Porque, hasta donde yo sé, una de las pocas cosas de que podemos tener tranquilidad en las islas es de la atención que reciben las y los mayores en las Residencias Públicas. Además, desde el primer momento en que se desencadenó la pandemia, se tomaron las adecuadas medidas para preservar la salud de estas personas, Y hasta el momento se han mantenido, aparte de la buena atención que reciben por parte del personal.
Taleb Alisalem entrevista a Jadiyetu el Mohtar en ECSAHARAUI. Lo recomienda Luis Portillo Pasqual del Riquelme y yo, Chema Tante, recuerdo que el saharaui y el palestino son los dos pueblos árabes cuyas organizaciones políticas más respetan los derechos humanos, practican la democracia y reivindican la participación social y política de la mujer, pero son sistemáticamente acosados por estados estranjeros y olvidades por las llamadas democracias occidentales