Yo, Chema Tante, que siempre he huído de los virus, desde antes de la aparición del de estos días, procuro acercarme lo menos posible a gente infecta como el Marhuenda, unos de los mayores intoxicadores de una prensa mercenaria que repugna. Sin embargo, hay momento que, con las debidas precauciones, no queda otra opción que apuntarlo. Como en esta ocasión que relata David Bollero, en artículo que señala en PÚBLICO el coherente veterano militante socialista Antonio Aguado. Que Marhuenda desprecie a la gente -mucha gente, demasiada gente, que lo está pasando mal por y antes de la pandemia, es execrable. Y que achaque la responsabilidad de la presente crispación política a los partidos del gobierno, es para negarle su condición de periodista o para recomendarle un diván de psicoanálisis o ambas cosas.

Marhuenda, sí, ese con cara de antipático, egocéntrico e hipócrita, que es el director del periódico La Razón y que tiene una plaza fija en la Sexta Noche. Ha afirmado que “si no estudias mucho tienes dos opciones hacerte estibador o político de izquierdas”.

Desde LA OPINIÓN y LA PROVINCIA, Padylla describe gráficamente cómo el presidente tinerfeño Alonso se apunta a los paradigmas de la postverdad, Inda y Marhuenda.

En el AL ROJO VIVO, de LA SEXTA, por fin alguien le cantó las verdades a la cara al indecente Maruenda.Lean en ECO REPUBLICANO la trascripción literal de la pelea. Bravo por Tania