En EL DIARIO, en la página de ATTAC y en ALTERNATIVAS ECONÓMICAS, Pere Rusiñol destapa con este artículo otro de las monumentales estupideces del neoliberalismo, el garrafal error de sus estrategias de desmantelamiento del sistema público de pensiones para facilitar el negocio privado en ese ramo. Como el chiringuito estaba montado en la especulación, los bajos tipos de interés lo han llevado al desastre. Esas son las gracias del neoliberalismo. Ahora, ni pensiones públicas, ni privadas. Y yo, Chema Tante, agrego que la cuestión de las pensiones solamente puede solventarse, en democracia, con cargo a los presupuestos. Es el estado, con la recaudación fiscal a grandes empresas y fortunas, quien debe sostener las pensiones.