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jueves, 28 de marzo de 2024 09:57h.

Saludo del PCPC y los CJC a la Escuela de Actores de Canarias en lucha


Apoyo a la lucha emprendida por estudiantado,profesorado y el PAS de la Escuela de Actores de Canarias (EAC) y sus reivindicaciones por la integridad de la educación artística.

Apoyo a la lucha emprendida por estudiantado,profesorado y el PAS de la Escuela de Actores de Canarias (EAC) y sus reivindicaciones por la integridad de la educación artística.

SALUDO DEL PARTIDO COMUNISTA DEL PUEBLO CANARIO Y EL COLECTIVO DE JÓVENES COMUNISTAS A LOS COMPAÑEROS Y COMPAÑERAS DE LA ESCUELA DE ACTORES DE CANARIAS.

Compañeros, compañeras:

Desde los tiempos lejanos de Tespis y los coreutas pagados por el Estado, hasta los cómicos de la legua y las compañías ambulantes italianas, que dieron a Europa las primeras lecciones de profesionalización del teatro, pasando por el triunfo del teatro burgués del siglo XIX y que permanece hasta la actualidad, la situación laboral de los y las profesionales de las artes escénicas ha sido -y sigue siendo- de profunda inestabilidad económica, y por tanto de ninguna garantía social ni sanitaria. La historia de los actores y las actrices puede compararse a la situación que ocupa la terrible historia de la prostituta, del feriante y del misionero en el curso de los siglos. Hemos sufrido, además, una doble esclavitud: por un lado la propia de quienes tienen que vender su fuerza de trabajo y su tiempo a cambio de un salario, y por otro lado, la de reproducir constantemente con nuestro trabajo la ideología de una clase poderosa que es justamente la que nos castiga o nos premia a razón de sus intereses. Con esta ideología hemos sufrido todos/as los/as profesionales, pero muy especialmente las mujeres, cuyas carreras profesionales les costaron en muchas ocasiones la vida, y que en todo momento fueron víctimas del patriarcado opresor que, por cierto, les impidió subirse a escena hasta bien entrado el siglo XVI.

Con la aparición histórica del capitalismo, como producto de las relaciones sociales de producción que fueron evolucionando desde las sociedades primitivas pasando por el esclavismo, el feudalismo, hasta el actual trabajo explotador asalariado, los trabajadores y las trabajadoras de las artes escénicas asistieron efectivamente a ciertas conquistas laborales y a un desarrollo de la profesionalización. El mercado de la danza y el teatro funcionaba y generaba las ganancias necesarias para confiar en su compra-venta en los negocios. El sistema burgués puso a nuestra disposición ofertas de trabajo, abrió teatros, inventó empresarios, y ofreció contrataciones en algunos casos verdaderamente alarmantes, de donde surgieron las primeras figuras y los divos. Se creaba también una casta de familias y de capitalistas de las artes escénicas, que sigue vigente en actuales generaciones herederas de aquellas fortunas. Todo hacía creer que era posible vivir del teatro. Pero detrás de aquel falso esplendor, centenares, acaso miles de jóvenes talentos iban muriendo olvidados, desperdiciados para siempre en el curso de la creación humana. Porque el capitalismo sólo da de comer a quien lo puede sustentar económicamente como sistema, y porque el teatro es un arma letal cuando se le sabe tomar por el gatillo y apunta frontalmente al enemigo. El problema histórico del actor ha sido el no haber reconocido a su enemigo, y en seguir sin reconocerse en la actualidad ‒y esto es lo más preocupante‒, como clase trabajadora que comparte intereses con el conjunto de la clase obrera y los sectores populares. La comunidad de intereses entre los trabajadores y trabajadoras y su decisión colectiva de defenderlos desde la unidad nos llama a trabajar conjuntamente en la construcción de una sociedad justa y verdaderamente democrática. En la dictadura del pensamiento relativista en la que vivimos, donde el arte ha sufrido una degradación espiritual importante, intentar reclamarle al teatro una ideología que esté al servicio de nuestros propios intereses, lo que corresponde a un grupo humano que juega a imitarse en mejores mundos, se le achaca de panfletarismo y de populismo. Los y las profesionales de las artes escénicas, adoctrinados y embaucados mediante los más sutiles métodos del capital monopolista (léase escuela, televisión, “programas culturales”, cómodas carteleras, etc.) comparten la responsabilidad de defender para su oficio el valor más importante que encierra: su capacidad de enseñar.

Cuando el teatro muestra un conflicto entre dos personajes está enfrentando, como mínimo, dos opiniones sobre una materia cualquiera, y si es un teatro responsable sabrá hacer ver al público que la opinión que debe ganar es la que sea más justa. ¿Cuál es la más justa y por qué? Es mentira que las dos opiniones sean válidas, por lo mismo que tampoco es posible que una sea igual de justa que otra. Esto no quiere decir que la opinión contraria no contenga elementos válidos, pero la opinión justa siempre será aquella que vele por la plena libertad y la colectividad. Esta verdad sencilla resulta absolutamente constatable si se la valora dentro del marco capitalista y su actual crisis estructural. Teniendo presente que un teatro a la altura de las exigencias contemporáneas debe asumir para sí la tarea de desmontar pieza a pieza el entramado ideológico burgués que conduce a nuestras sociedades a la autoaniquilación, ese teatro, por tanto, está llamado a convertirse no en un “ala izquierda de la cultura”, sino en un motor que dé expresión e impulse el movimiento obrero en sus propias filas. En el arte también la clase obrera lo produce todo.

Desde el Partido Comunista del Pueblo Canario (PCPC) y el Colectivo de Jóvenes Comunistas (CJC) apoyamos la lucha emprendida por el estudiantado, el profesorado y el PAS de la Escuela de Actores de Canarias (EAC) y sus reivindicaciones por la integridad de la educación artística. Entendemos que en el momento económico actual, es obligación del conjunto de la clase obrera y de los más amplios sectores populares, unirse al proceso de acumulación de fuerzas que desemboque en un Frente Obrero y Popular por el Socialismo, como estrategia de lucha organizada. Superar el capitalismo no es una opción, es una necesidad.

¡La propiedad social sobre los medios de producción garantizará el bienestar del pueblo trabajador y el estudiantado!

¡Contra toda forma de explotación, artistas en lucha!

¡TODO PARA LA CLASE OBRERA!

Tenerife, 19 de diciembre de 2012.