Sálvese quien pueda, un comentario a Alfonso González Jerez - por Rafa Dorta
Rafa Dorta se manda un artículo completo, para comentar el de Alfonso González Jerez en DIARIO DE AVISOS "El peor modelo para la peor crisis"
González Jerez disecciona los entresijos de la frágil economía canaria. Un modelo excesivamente dependiente del exterior, en especial de las ayudas y subvenciones, atendiendo a su condición de región ultraperiférica., si continuamos pensando en Europa como referencia de un archipiélago pletórico de múltiples especificidades y exenciones. Hasta ahora todo eso parecía funcionar con la complicidad del entramado político empresarial que lleva más de treinta años gobernando en Canarias, con alguna excepción de corto recorrido.
En nuestro singular y fragmentado territorio llevamos confundiendo al político con el empresario y viceversa durante demasiado tiempo, pues tal es el nivel de connivencia entre ambas esferas de poder que, en nuestro caso, se interseccionan constantemente, dando lugar a los clásicos oligopolios que amputan cualquier iniciativa si no es participada por este condenado círculo de ombliguismo y autocomplacencia sin límites. El recurso a la queja ya no nos vale porque nada vamos a recibir, y con eso se nos cae un tinglado que siempre tuvo los pies de barro.
La ausencia de un verdadero plan de desarrollo en innovación, investigación y desarrollo en la época de las vacas gordas alimentadas por toneladas de millones llovidos de España y Europa cuando se nos consideraba objetivo uno, nos sitúan ante el espejo de lo que realmente somos, una tierra pobre, sin recursos y presa de una alarmante ausencia de competitividad. Las actitudes mediocres han campado a sus anchas a lo largo y ancho de los innumerables eventos, foros, presentaciones, cuchipandas y fiestas de todo tipo celebradas aquí y afuera, co-protagonizadas siempre por los mismos, aquellos que ya estamos cansados de escuchar, pues sus argumentos suenan cada vez más huecos y su desnortado liderazgo se acerca peligrosamente a la categoría de presidente de una comunidad de vecinos cualquiera. Reúnamonos, discutamos, lleguemos a conclusiones y alcancemos compromisos, que luego no podremos cumplir, porque la cuestión no es solo que no hay dinero ni lo habrá, sino que nos acostumbramos a gestionar la abundancia y ahora ponemos cara de estupefacción y amargura a medida que vamos cayendo en la cuenta de la terrible realidad que se apodera de nosotros día tras día. Las caras de nuestros representantes políticos se tornan cada vez más amargas y entre nosotros cunde la sensación de un desasosiego en aumento, la antesala del socorrido "sálvese quien pueda".