Juan García Luján va, poco a poco, limpiando de óxido los fechillos de su SOMOS NADIE. Esta vez, en una insigne ocasión, porque se trata de la liberación de Ramón Esono, que nos cuenta otro intrépido periodista canario, muy preocupado siempre por las vicisitudes de nuestro continente, José Naranjo. Pepe Naranjo nos relata la aventura, corta, pero sufrida que ha tenido que vivir Ramón Esono. Yo, Chema Tante, tengo que añadir dos cosas. Primero, que Ramón Esono tuvo que aguantar una propina de casi diez días en Black Beach, porque, después de que el ribunal, obligado por la presión externa, archivara su causa, el tirano Obiang se hizo el loco y lo mantuvo en la ergástula. Y segundo, que, aunque es una alegre noticia el hecho de la liberación de Esono, lo cierto es que esa libertad es para retornar al exilio. Donde tiene que estar y dibujar y crear y denunciar Esono, es en Guinea Ecuatorial.