Tras el 49.3 y el rechazo a las mociones de censura, la verdadera democracia está en las calles: ¡echemos a Macron y su reforma!  Nuevo Partido Anticapitalista, NPA. Francia 

Traducción por Manuel de la Rosa

Con 9 votos no se votó la moción de censura. Estos 9 votos significan la debilidad del apoyo con el que cuenta el Gobierno en su Asamblea, elegida por mayoría de votos con el 12% de los inscritos en primera vuelta. 49.3, 47.1, moción de censura, la ilegitimidad de Macron, su gobierno y la Quinta República son totales, están ahí para forzar decisiones antidemocráticas, antisociales, autoritarias contra la mayoría de la población. Debemos ponerle fin.

Pero Macron no escucha nada, ha elegido la confrontación con el movimiento obrero, sus organizaciones, sus derechos democráticos. La represión, plenamente utilizada desde el 49.3, es su símbolo.

La única respuesta posible es la de la calle, con la intensificación de la movilización, promoviendo el paro masivo, en todas partes en los lugares de trabajo, el 23 de marzo por supuesto, pero también día a día, por la extensión del paro renovable. Esta es la única manera de ganar y acabar con este gobierno. La juventud, que está tomando la iniciativa en la acción, contribuirá a esto mostrando la gravedad de la situación, la ausencia de un futuro para las y los jóvenes, entre la imposición del Sistema Nacional Universal (servicio civil obligatorio de un mes), la crisis climática y las reformas antisociales. El uso de la 49.3 despertó una indignación que insufló nuevo impulso a la movilización. Los sectores ya movilizados son reforzados en su accionar y apoyados por diversas delegaciones de huelguistas/activistas (depósitos de petróleo y refinerías), huelgas en el transporte, en la educación, etc. de chalecos amarillos, zonas industriales o plataformas logísticas. A esto se suman manifestaciones espontáneas todos los días en diferentes ciudades desde el 49.3 y en particular la noche de este lunes  tras el rechazo de las mociones de censura.

Construir en la movilización una alternativa al sistema

La verdadera democracia está en las calles. Pero debemos demostrarlo aunque la autoorganización siga siendo extremadamente débil: debemos estructurar asambleas populares, en los lugares de trabajo, en las plazas, en los barrios populares, para discutir los ritmos del movimiento, sus medios, el bloqueo total del país por los que tienen la fuerza porque producen la riqueza. La manifestación del jueves 23 debe ser aún más masiva que la anterior, para mostrar la determinación popular de ganar.

Las organizaciones del movimiento obrero, sindicatos, asociaciones, partidos, deben contribuir a construir una alternativa al sistema y discutir una plataforma de reivindicaciones para oponerse a este poder: por el retiro de la reforma, pero también por el regreso a la jubilación a los 60 años, por aumentos salariales, por una transición ecológica, medios para educación y hospitales, por seguro de desempleo, el retiro de la ley Darmanin, etc. Las reuniones públicas y los debates unitarios, que ya existen en muchas ciudades, deben multiplicarse para unir a la población en lucha por la construcción de una alternativa.

El aspecto totalmente antidemocrático de la Quinta República se destaca a gran escala por la secuencia parlamentaria. Se propone la necesidad de una asamblea constituyente que se plantee la cuestión de quién decide, cuáles deben ser las prioridades de una organización social al servicio de la mayoría de la población, la cuestión de la autorrepresentación de las clases trabajadoras.

La amplitud de la movilización ha puesto de relieve la feroz lucha que existe entre las clases sociales. Si podemos congratularnos con los elementos de reconstrucción de la conciencia de clase, no debemos subestimar los elementos estructurales del período, incluido el ascenso de la extrema derecha. Con la ampliación del enfrentamiento, no se puede descartar la posibilidad de que la burguesía recurra a una salida autoritaria. Esto refuerza la necesidad de construir el frente único más amplio posible sobre un programa claro.

Proponemos, en ese sentido, que todas las organizaciones del movimiento obrero y del movimiento social se reúnan en los próximos días.

Esto no reemplaza la movilización social, la construcción de huelgas y manifestaciones, de bloqueos. Por el contrario, son herramientas complementarias para que este conflicto, que desde un principio ha sido un conflicto político entre la clase acomodada y las clases populares, encuentre una solución en la victoria del mundo del trabajo y de la juventud.

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