Agencias de 'rating', cuatro décadas de irregularidades
EL ECONOMISTA publica este reportaje de José Luis de Haro que, desde Nueva York nos habla de otra de las grandes verdades conocidas por todo el mundo. La venalidad evidente de esas agencias que califican las deudas de países o instituciones. Porque esas agencias no son imparciales: son propiedad o están fuerte influídas por los propios especuladores financiEros internacionales...Una situación que está en el origen de toda la actual depresión económicaPero, aunque, como digo, las malas maniobras de estas agencias son conocidas hace tiempo; aunque informes de investigaciones como este de que habla el reportaje, emitido por el Senado USA, demuestren que todo el tinglado de la financiación internacional es una descomunal estafa, la verdad es que se permite que atropello a los deudores se mantenga. Todo el mecanismo de establecimiento de las tasas de interés, comisiones y primas se soporta en informaciones sesgadas por la codicia de los prestatarios. Por tanto, buena parte de los importes de las Deudas, integrado por la acumulación de los costes, es fruto de un delito. Eso es lo que convierte a una buena parte de la Deuda en "odiosa"
Ahora se ha sabido que el gobierno de Obama ha demandado a la agencia S&P y es probable de le metan un multazo de 5.000 millones de dólares. Sin embargo, esta multa es una cosquilla para estos paquidermos gigantescos. Dice el reportaje "las irregularidades de ésta y otras compañías del sector, como Moody's y Fitch Ratings, se acumulan a una larga lista que lleva engordando desde la década de los 70. Las voces de alarma han sido continuas. Incluso desde la Reserva Federal se advirtió en el verano de 2007 de que la credibilidad de las notas estaba "herida". No hay mente capaz de imaginar la inmensidad de millones que esta gentuza ha amasado con sus maniobras dolosas. Lo que hay que hacer es que los gobiernos y las organizaciones internacionales eliminen el sistema e instauren otro procedimiento de calificación que garantice la imparcialidad.
Y, desde luego, todas estas evidencias indican la urgente necesidad de revisar todo el cuerpo de las Deudas internacionales para separar las que son justas de las que son odiosas.
Pero nada de eso ocurrirá. Por la simple razón de que los gobiernos y las organizaciones internacionales adolecen del mismo mal que las agencias de calificación: están poseidos o fuertemente dominados por los especuladores financieros internacionales.