El Gobierno de Paulino grava los productos ecológicos, la carne y el pescado canarios
No hay manera de que Paulino acierte ni una sola vez. Cuando parece que toma el buen camino, inmediatamente su ignorancia o sus perversas intenciones le llevan a encharcarla. Pero a encharcarla, con ganas.
Hasta un tolete sabe que la única manera justa de equilibrar las cuentas públicas es, además de eliminar los gastos innecesarios, aumentar la recaudación. Pero aumentarla cargando sobre las economías de los ricos, de la gente que tiene el dinero, de quienes se beneficiarón de la locura especulativa que nos ha traído a donde estamos. Lo que no es lógico es meterle la presión a todo el mundo, con impuestos al consumo. Gravar el consumo es injusto y contraproducente. Eso es lo que hace Paulino. Pero como no le basta con equivocarse continuamente de esta manera, Paulino se refocila en el error y encima le mete impuestos a la producción alimentaria local y a los artículos ecológicos. Este pobre infeliz no se entera (¿o sí se entera?) de que le hace un favor a los importadores y escacha a los productores locales de alimentos. Con estos impuestos a los géneros canarios ni siquiera aumenta la recaudación, porque desvía todavía más la demanda hacía los alimentos de fuera. ¿Hay alguien que se lo pueda explicar a Paulino? Claro que, como sospecho, el tipo ya lo sabe, pero es que le da igual.