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domingo, 28 de abril de 2024 03:42h.

ALTERMUNDISMO CAMBIEMOS EL SISTEMA, NO EL CLIMA. EPISODIOS METEOROLÓGICOS EXTREMOS. (O el ecologismo se abre paso en la noosfera humana global,o...)

Fronteras que se mueven, territorios que desaparecen - por Manuel Manonelles / Las sequías se extienden por el planeta - IPS

 

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Francisco Morote, de Attac Canarias, selecciona, asocia, recomienda y aporta el antetítulo de este artículo de Manuel Manonelles y esta información de IPS, con el denoiminador común de la catástrife climática en que nos ha metido el neoliberalismo

Fronteras que se mueven, territorios que desaparecen - por Manuel Manonelles *

Este es un artículo de opinión de Manuel Manonelles, profesor asociado de Relaciones Internacionales de la española Blanquerna-Universidad Ramon Llull.

El Rifugio Guide del Cervino, un afamado centro de esquí de los Alpes, construido en la parte italiana de la frontera con Suiza, en 1984. Pero por el deshielo provocado por el cambio climático, ahora dos tercios del complejo pasaron a estar en la parte suiza. Foto: Rifugio Guide del Cervino

BARCELONA – El título de este artículo seguramente puede hacer pensar a muchos en la evolución del frente en la guerra en Ucrania o, incluso, en una posible nueva frontera en la isla de Gran Bretaña en caso de que Nicola Sturgeon consiguiera llevar a cabo su programa electoral en este ámbito más allá de la reciente decisión del Tribunal Supremo del Reino Unido.

Pero lo cierto es que en este caso hago referencia a fronteras entre Estados que físicamente se mueven, o simplemente desaparecen, y lo hacen a causa del cambio climáticoPorque este es el nivel del impacto que está teniendo nuestro reto civilizacional, que incluso es capaz de redibujar no solamente nuestros mapas físicos, también los políticos.

Me refiero, por una parte, al proceso de redefinición de la frontera italosuiza que se lleva a cabo desde el 2009 a raíz del deshielo que se sufre en las zonas alpinas por donde transcurre parte sustancial de la línea divisoria entre estos dos países.

Pues bien, en 2009, durante una de las revisiones periódicas que se hacen in situ de la frontera (los Estados hacen esto de enviar periódicamente topógrafos que revisan sobre el terreno que las líneas de demarcación entre ellos «continúen en su sitio») se descubrió que fragmentos de la mencionada franja habían físicamente desaparecido.

Y es que hacía casi 150 años que parte de la «línea» divisoria entre Italia y Suiza estaba delimitada topográficamente sobre referencias que se consideraban nieves perpetuas, y estas no habían sufrido ningún cambio hasta la llegada del cambio climático, que literalmente las ha borrado del mapa.

En 2009 se inició, pues, un proceso de negociaciones diplomáticas entre Suiza e Italia para redefinir estos fragmentos de la frontera que acabaron con los preceptivos acuerdos y reformulaciones jurídico-administrativas sin que nadie se hiciera daño.

El problema resurgió recientemente, doce años después, cuando en 2021 se reabrieron las negociaciones. El origen de la nueva problemática era el mismo, la pérdida sustancial de masas, no solamente los glaciares alpinos, sino también grandes masas de hielo y nieve hasta ahora perennes.

Pero en este caso ya no afectaba solo a extensiones de roca o piedras, en este caso afectaba a un lucrativo refugio de montaña, al Rifugio Guide del Cervino, justo en medio de uno de los principales complejos de esquí de los Alpes (Zermatt-Cervino).

El refugio fue construido en territorio italiano en 1984, pero recientemente, y a causa del deshielo, la referencia topográfica que marca la frontera por aquella zona precisa, se ha movido, haciendo que dos tercios del refugio pasen ahora a estar técnicamente en territorio suizo.

En este caso —visto el valor económico de la cuestión— las negociaciones han sido más complejas, y si bien parece que ya hay acuerdo este no se hará público hasta el 2023, cuando Suiza haya llevado a cabo todos los procedimientos necesarios para su ratificación.

La duda surge cuando se extrapola esta situación a contextos similares en cuanto al entorno físico, pero muy lejanos en el político o geoestratégico.

Me refiero a las mutaciones que también se tienen que estar dando en algunas de las fronteras más volátiles del mundo que también se encuentran a altas alturas. Me refiero a los casos de la frontera entre India y Pakistán (con el contencioso de la Cachemira), o la frontera pakistaní-afgana, o las disputas que sobre la misma temática también tienen la India y la China en los entornos del Himalaya.

En estos casos, el contexto de las relaciones entre los diferentes países distan mucho del caso suizo-italiano…

Cambiando radicalmente de escenario, y trasladándonos al océano Pacífico o el Índico, nos encontramos otros casos sorprendentes del impacto brutal que el cambio climático tiene sobre la definición del territorio de algunos Estados.

En este caso, y a causa del incremento del nivel del mar vinculado al mencionado deshielo, la supervivencia de algunas de las pequeñas islas-Estado (de las Seychelles, pasando por las islas Fiyi, Tuvalu, Nauru o Palau, por mencionar unas cuantas) está en entredicho.

En estos momentos el mar se está comiendo literalmente su frágil territorio, cosa que se agrava a causa del incremento de los episodios meteorológicos extremos también vinculados al cambio climático. Menos territorio, y más expuesto a las inclemencias crecientes del tiempo.

Es por este motivo que el embajador de las islas Fiyi en Naciones Unidas pronunciaba un emotivo discurso en la reciente COP27 (27 Conferencia de las Partes sobre cambio climático), cuando reclamaba vehementemente la creación de un fondo de «pérdidas y daños» para los países más vulnerables, sin el cual  su gobierno se ve incapaz de trasladar las 48 comunidades de su país que necesitan hacerlo urgentemente por la progresiva inhabitabilidad de sus territorios ancestrales, que están siendo destruidos o afectados por el creciente incremento del nivel del mar.

Como el embajador Satyendra Prasad comentaba, el gobierno del Fiyi solo cuenta con fondos propios para trasladar y realojar cuatro de estas cuarenta y ocho comunidades; recordando que la situación de emergencia en la cual se encuentran es el resultado de la contaminación llevada a cabo históricamente por otros países, no precisamente por los micro estados isleños del Pacífico o del Índico.

La COP27, pues, no ha fracasado gracias al anuncio a destiempo y en prórroga de la creación de este fondo de pérdidas y daños, cosa que es de justicia.

El problema, sin embargo, surge de una maléfica ecuación: a medida que son más evidentes y graves los efectos del cambio climático, más presión tiene la comunidad internacional de afrontar las imperiosas e ingentes necesidades de adaptación que este genera. Pero cuanto más se habla y se actúa de la adaptación, menos se hace con la mitigación.

Y así no vamos bien. La solución no pasa por poner una tirita cada vez más grande y resistente, por muy necesaria que sea. Pasa por curar la herida, por lo tanto, por reducir los gases de efecto invernadero y mitigar el origen de los problemas: el calentamiento global y el consecuente cambio climático.

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Las sequías se extienden por el planeta - IPS

Una niña riega cotidianamente algunas plantas en Merea, en la zona del cada vez más seco lago Chad, centro-oeste de África. Con las sequías e inundaciones incrementadas por el cambio climático, unos 3600 millones de personas tienen un acceso inadecuado al agua en el planeta. Foto: Jean D. Hakuzimana/Pnud

GINEBRA – Grandes zonas del planeta han registrado sequías más allá de lo normal y unos 3500 millones de personas tienen acceso inadecuado al agua al menos una vez al mes, indicó el más reciente informe de las Organización Meteorológica Mundial (OMM), que atribuyó ese negativo proceso al cambio climático.

Petteri Taalas, secretario general de la OMM, dijo que “los impactos del cambio climático se dejan sentir a menudo a través del agua con sequías más intensas y frecuentes, inundaciones más extremas, precipitaciones estacionales más erráticas y derretimiento acelerado de los glaciares”.

“Todo ello tiene efectos en cascada sobre las economías, los ecosistemas y todos los aspectos de nuestra vida cotidiana”, agregó Taalas.

El informe sobre “El estado de los recursos hídricos mundiales” destaca que entre las zonas inusualmente secas se encuentra el área del Río de la Plata en Sudamérica, donde una persistente sequía afecta la región desde 2019.

En África, grandes ríos como el Níger, el Volta, el Nilo y el Congo tuvieron un caudal inferior a la media en 2021. La misma tendencia se observó en los ríos de algunas zonas de Rusia, Siberia occidental y Asia central.

Por contraste, hubo volúmenes fluviales por encima de lo normal en algunas cuencas de América del Norte, el norte del Amazonas y Sudáfrica, así como en la cuenca del río Amur de China y el norte de la India.

Aparte de las variaciones de los caudales fluviales, el almacenamiento global de agua terrestre se clasificó como inferior a lo normal en la costa occidental de Estados Unidos, en el centro de Sudamérica y la Patagonia, en el norte de África y Madagascar, en Asia Central y Oriente Medio, en Pakistán y en el norte de la India.

Fue superior a lo normal en el centro de África, el norte de Sudamérica -en concreto la cuenca del Amazonas- y el norte de China.

“Los impactos del cambio climático se dejan sentir a menudo a través del agua con sequías más intensas y frecuentes, inundaciones más extremas, precipitaciones estacionales más erráticas y derretimiento acelerado de los glaciares. Todo ello tiene efectos en cascada sobre las economías, los ecosistemas y todos los aspectos de nuestra vida cotidiana”: Petteri Taalas.

“En general, las tendencias negativas son más fuertes que las positivas”, advirtió la OMM, agencia de las Naciones Unidas para el tiempo, el clima y el agua, con sede en esta ciudad suiza.

Recordó que “los cambios en los recursos hídricos de la criosfera afectan a la seguridad alimentaria, la salud humana, la integridad y el mantenimiento de los ecosistemas, con importantes repercusiones en el desarrollo económico y social”.

La criosfera, es decir, los glaciares, la capa de nieve, los casquetes de hielo polares y, cuando existe, el permafrost (capa de suelo permanentemente congelado), es la mayor reserva natural de agua dulce del mundo.

Sus cambios a veces provocan inundaciones fluviales y crecidas repentinas debido a los desbordamientos de los lagos glaciares.

Con el aumento de las temperaturas, la escorrentía anual de los glaciares suele aumentar al principio, hasta que se alcanza un punto de inflexión, a menudo llamado «pico de agua», a partir del cual la escorrentía disminuye.

Con los excesos de sequías e inundaciones, 3600 millones de los 8000 habitantes del planeta tienen un acceso inadecuado al agua al menos un mes al año, y se teme que esa cifra aumente a 5000 millones para 2050.

“Y, sin embargo, no se conocen suficientemente los cambios en la distribución, la cantidad y la calidad de los recursos de agua dulce”, observó Taalas.

El informe de la OMM “pretende colmar esa laguna de conocimientos y ofrecer una visión concisa de la disponibilidad de agua en distintas partes del mundo”, añadió.

La OMM aspira a que estos estudios sirvan de base para las inversiones de adaptación y mitigación del clima, así como para la campaña de las Naciones Unidas para proporcionar acceso universal en los próximos cinco años a las alertas tempranas de peligros como las inundaciones y las sequías.

Entre 2001 y 2018 “un asombroso 74 % de todos los desastres naturales estaban relacionados con el agua”, indicó ONU Agua, el mecanismo sobre la materia conformado por unas 20 agencias de las Naciones Unidas y entes asociados.

* Gracias a Manuel Manolles, a IPS y a la colaboración de Francisco Morote, de Attac Canarias

IPS

 

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