La trampa del carril bus accesorio (EL OIKOS)
Lo que dice Acosta es algo tan obvio y comprensible como que ninguna medida de mejora del transporte público colectivo de personas sirve para nada si no se acompaña de medidas coercitivas del uso del vehículo privado. Esa es la cuestión. El maligno proyecto del tranvía de Melchior solamente ha reemplazado a la guagua, sin efecto alguno en el uso del coche particular. Algo que se repetirá, si no lo impedimos, con el proyecto malhadado del tren. Y, de la misma manera, como dice Acosta, colocar un carril para las guaguas, la consecuencia que tendrá será darle más espacio a los coches privados. Es decir, paradójicamente, el carril guagua animará a la gente a transportarse con el fotingo de cada cual.
Y es que, en el fondo y es una idea que le brindo a Acosta, para mayor abundamiento de sus reflexiones , es que la pareja nefanda Alonso Becerra es una clara muestra del neoliberalismo. Y, como tal, son dos tipos convencidos de que hay dos clases de gente. La afortunada, que tiene coche privado y el sacrosanto derecho a usarlo; y el perraje, que no se mueve en coche porque es pobre y, como tal, tiene el deber de chincharse, en guaguas, trenes y tranvías.
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