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jueves, 28 de marzo de 2024 09:57h.

Las 110 dudas del habla canaria - Entre Educación y la Academia Canaria de la Lengua - por Nicolás Guerra Aguiar

Todo venía a cuento porque la Academia Canaria de la Lengua (ACL) acaba de publicar Dudas más frecuentes sobre el español de Canarias, imprescindible manual

 

Las 110 dudas del habla canaria - Entre Educación y la Academia Canaria de la Lengua - por Nicolás Guerra Aguiar *

  Luisa P. había llamado desde Las Palmas a un programa de radio en Madrid para intervenir sobre extrañas costumbres que tienen algunos. Cuando el conductor del mismo se despidió de ella (canaria seseante; aspira la –s; usó las voces guagua y seba y la construcción “mi niño”), Luisa P. le contestó: “Que ustedes lo pasen bien y que seáis felices”.

   Esta segunda persona del plural me llevó, de inmediato, al momento en que el catedrático universitario y presidente de las Academia Canaria de la Lengua -José Antonio Samper Padilla- y yo hablábamos cinco días atrás ante un buchito cafetil. En uno de los momentos surgió cómo, de un tiempo a esta parte, se habían producido las tales apariciones en Canarias, acaso algo sin importancia si no fuera por su reiterada presencia entre jóvenes y, curiosamente, “rejuvenecidos” puretas que jamás la usaron.

  

Y tan llamativa es que los profesores Samper y Clara Eugenia Hernández, desde su departamento de la ULPGC, llevan años estudiando tal fenómeno. Aunque no se trata solo de lo lingüístico, me parece: hay en su ascendente invasión mucho más que un aspecto puramente filológico, tal vez un rotundo fracaso de la propia consejería de Educación, ajena a sensibilidades de identidad en el habla canaria. O, acaso, la consideración de que aquí hablamos mal cuando usamos la tercera persona del plural en vez de la segunda. Aunque añado una tercera posibilidad, no la última: ¿será complejo de inferioridad ante el hablante peninsular?

 

   Todo venía a cuento porque la Academia Canaria de la Lengua (ACL) acaba de publicar Dudas más frecuentes sobre el español de Canarias, imprescindible manual redactado por nueve académicos, entre ellos el propio Samper Padilla. Y como uno tiene cierta jiribilla (o jirivilla) por las tales cosas de nuestra variedad lingüística no recogidas en el llamado DRAE, le pedí al presidente de la Canaria una serena parrafiada y, así, ilustrarme en magistral clase particular. La hora de aprendizaje se me fue como se esfuma la jumasera de una garepa, amaguado que me quedé por aquello de la fugacidad del tiempo.

 

 

   La variedad del español hablado en Canarias no fue de general interés para la filología hasta hace unos años aunque, obviamente, hubo excepciones: los trabajos de profesores relacionados con la Universidad de La Laguna (Steffen, Régulo Pérez, Pérez Vidal, Álvarez Delgado…) y algunos más. Podríamos remontarnos a los siglos XVIII (Viera y Clavijo) y XIX (Sebastián de Lugo, Álvarez Rixo, Pérez Galdós). Y ya en el XX, Reyes Martín (recomienda la sustitución, por ejemplo, de magua y guirre por desconsuelo y buitre, respectivamente, pues las formas canarias “son rústicas frente a las segundas”); o los hermanos Millares Cubas (me recuerda el profesor Samper que no se trata –aunque es muy meritorio- de un estudio filológico, sino de un listado de palabras y frases populares).

 

Ramón Trujillo Carreño, ALEICAN, Manuel Alvar

   Pero es a comienzos de los setenta cuando don Ramón Trujillo Carreño, Maestro, inicia los estudios de semántica dialectal en el español de Canarias y se publica (1975) el ALEICAn (‘Atlas lingüístico y etnográfico de las Islas Canarias’) del profesor Alvar. A partir de ahí –relacionada con la Universidad lagunera- la extraordinaria escuela compuesta por rigurosos discípulos que llevan a cotas de universal reconocimiento sus trabajos de investigación. Y como por rigor científico no puedo destacar a unos sobre otros (no sería justo ni certero) en cuanto que hay brillantísimos estudios, me limito a cuatro citas bibliográficas relacionadas con los diccionarios que conozco: Diccionario Histórico – Etimológico del habla canaria (doctor Morera, 2007); Diccionario Ejemplificado de Canarismos (2009) y Diccionario Histórico del Español de Canarias (2013), ambos de los doctores Corrales – Corbella. Añado el Diccionario básico de canarismos (2010) de la ACL. Debo sumar también la escuela de la ULPGC, pródiga y rigurosa en las investigaciones.

 

Marcial Morera, Cristóbal Corrales, Dolores Corbella

 El estudio del español hablado en Canarias, pues, goza hoy de extraordinaria salud ya no solo a través de ambas universidades sino, y sobre todo, por el interés, documentación y saber hacer de quienes se dedican a utilizar el bisturí diseccionador que la ciencia les pone en sus manos. De ahí que varias universidades extranjeras –fundamentalmente americanas- se hayan interesado por lo que aquí se publica. Por fin, al fin, Canarias interesa al menos en este concreto apartado de los estudios filológicos.

   Sin embargo, y a pesar de que el español hablado en Canarias es hoy –con determinadas modalidades del español americano- una de las variedades que más se conoce no solo por la cantidad de trabajos sino, además, por la calidad de los mismos, parece que hay un desajuste entre la realidad de la calle (jóvenes, sobre todo) y el extraordinario campo de los estudios: ¿cómo es posible que de unos años a hoy se haya producido el avance espectacular de la segunda persona del plural? La explicación, obviamente, no está en los filólogos: ellos estudian la realidad lingüística, el fluir de la lengua. Y recuerdan siempre que las lenguas están en continua evolución.  

   Ahora bien: es directa responsabilidad del Gobierno de Canarias todo lo que se refiere a la política educativa en la (in)sensibilización ante nuestras modalidades lingüísticas (siempre entre penumbras e, incluso, con ausencia de proyección identitaria). La ACL no es consultada por los responsables de los planes curriculares. La disfunción es absoluta. Por eso el profesor Samper, con prudencia y honestidad, ve muy necesaria la directa relación Academia – Consejería no para imponer, en absoluto: para recomendar. Con más razón porque la norma canaria no es la que se oye mayoritariamente en radio y TV e, incluso, ni en algunos profesores canarios de Lengua.

    Por lo expuesto, Educación y Cultura deben involucrarse más, mucho más. No solo podrían ampliar la reducida subvención a la ACL sino, y sobre todo, han de colaborar con entrega absoluta en proyectos científicos como este. A fin de cuentas, sus autores no cobran ni la simbólica peseta que recibían los académicos de la Española. 

 

* En La casa de mi tía por gentileza del profesor Guerra Aguiar