la caída de sardina
15 septiembre: 55 aniversario de los “Sucesos de Sardina del Norte”, Gáldar, Gran Canaria - por Javier Marrero


55 aniversario de los “Sucesos de Sardina del Norte”, Gáldar, Gran Canaria - por Javier Marrero *
-El mural que recuerda los hechos acaecidos el 15 de septiembre de 1968 ha sido de nuevo saboteado y se encuentra en mal estado.



La lucha obrera en Canarias cobró fuerza a finales de los 60 y principios de los 70, aún en plena dictadura franquista.
El PCE y CC.OO. organizaba una asamblea clandestina de obreros y campesinos en la Playa de Martorell, Sardina del Norte, en el municipio grancanario de Gáldar.
El objetivo era brindar su apoyo a los trabajadores de la empresa de asfaltado Satra, encargada de los trabajos de la carretera del Norte, y que llevaba meses sin pagar a sus trabajadores.

Dos miembros del servicio de información de la Guardia Civil, vestidos de paisano, hicieron presencia en la zona, requiriéndoles la documentación.
Al atardecer, apareció la Guardia Civil uniformada y armada, desalojando a quienes se encontraban en La Caleta.

Los hechos acabaron con dos heridos por bala y medio centenar de detenidos.
La orden de disparo la dio el comandante Díaz Otero, a quien llamaban “el rebote”.
Los detenidos, tras ser interrogados y golpeados en la sede del Gobierno Civil y luego en la comandancia de la Guardia Civil, fueron llevados a la prisión de Barranco Seco.
Luego, los presos fueron trasladados a cárceles de la Península, y condenados a penas de entre dos y ocho años por “rebelión militar” e “insultos a las fuerzas armadas”.
Cuando embarcaron a los presos, sus familiares se manifestaron y se lanzaron voladores desde La Isleta repudiando los hechos.
Resultaron detenidas cuatro mujeres familiares de los presos.
La valentía de las mujeres las hicieron protagonizar un encierro en la catedral, y llegó a amplios sectores de la sociedad canaria, española y europea.

Un suceso que ha tenido su trascendencia en el futuro y que es ejemplo de la lucha de la clase trabajadora.


* Gracias a Javier Marrero

