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domingo, 05 de mayo de 2024 09:56h.

A tiempo - por Gustavo Martín Cerpa

 A la inmensa mayoría de la ciudadanía no le gusta el mundo donde desarrolla su finita vida. A esto ha contribuido que la sociedad del Bienestar Social en la que vivíamos hace algunos años atrás se va desmoronando como aquel castillo de arena, que construíamos en nuestra niñez y dejaba de existir cuando el mar subía...

A tiempo - por Gustavo Martín Cerpa Presidente Nueva Canarias Arucas

 A la inmensa mayoría de la ciudadanía no le gusta el mundo donde desarrolla su finita vida. A esto ha contribuido que la sociedad del Bienestar Social en la que vivíamos hace algunos años atrás se va desmoronando como aquel castillo de arena, que construíamos en nuestra niñez y dejaba de existir cuando el mar subía.

Escuchamos a muchas personas decir eso de que nada será como antes. Y algo de verdad hay, pero no toda la verdad. Detrás de esta frase lapidaria, se escudan algunos para propiciar un cambio ideológico  radical de los valores y las señas de identidad de una sociedad avanzada, progresista y solidaria. Realmente, no son muchos los que quieren imponernos esta nueva sociedad, en la que los ricos seguirán siéndolo aún más  a costa de que los que estamos y formamos parte de las clases medias nos vayamos empobreciendo  día a día, por la pérdida de nuestros trabajos, la bajada de salarios o por los tan conocidos ajustes fiscales, que como casi siempre afectan más a los del medio.

Como decía anteriormente, realmente son unos pocos los que quieren fustigarnos con esta nueva vida que nos retrotrae a treinta o más años atrás. Pero, les está resultando bastante fácil hacerlo porque en la mayor parte de sociedad se ha inoculado una enfermedad viral con una gran capacidad para adormecer y aniquilar a las masas: la indiferencia. Sí, la indiferencia está propiciando que algunos pocos estén ganándonos a muchos esta guerra de cambiar un modelo de sociedad basado en el Bienestar y en la redistribución de la riqueza por el que a ellos les interesa: un sociedad esclava de los poderes económicos y de las decisiones de unos cuantos, que nos quieren dirigir como si fuéramos marionetas.

Si queremos cambiar este nuevo mundo que empezamos a vivir y que no nos gusta en absoluto, no podemos ser indiferentes a lo que ocurre. Un mundo diferente no puede ser construido por gente indiferente. Un mundo diferente tiene que ser construido de abajo hacia arriba al igual que nacieron y triunfaron las grandes revoluciones de la Historia de la Humanidad. Un mundo diferente sólo puede construirse con una mayoría social comprometida y volcada en el cambio.

Sí, nos toca a nosotros y no a otros construir el mundo que queremos. Aún estamos a tiempo, pero tenemos que empezar a estar comprometidos, a criticar lo que no nos gusta y a movilizarnos por la defensa de nuestros derechos.

Ninguno de nosotros hemos elegido el momento en el que nacimos, pero sí podemos decidir cómo queremos que sea el tiempo que les toque vivir a nuestros hijos y nietos.


Gustavo Martín Cerpa

Presidente Nueva Canarias Arucas