Amancio - por Felo Concepción *

Se está fomentando en España una nueva polémica, entre los que apoyan y los que no, la donación de unos millones para la compra de instrumental médico destinado a la atención de los procesos cancerígenos por parte de Amancio Ortega.

Otra vez la España maniquea, es que si no lo fuéramos dejaríamos de ser España.

El hecho en sí, creo que nadie lo discute. Hay un viejo dicho hispano que dice, “Pa'casa nada pesa”, y ninguna persona con dos dedos de frente lo cuestiona, planteado así.

Pero...

Ahora vayamos a la letra pequeña, que es donde está el quid de la cuestión. ¿Por qué se ha llegado a esta situación? España es uno de los grandes países europeos en potencial económico, y en teoría, esas necesidades deberían estar cubiertas por la sanidad pública sin grandes esfuerzos.

El que Amancio Ortega, un adalid del sueño español de convertirse en multimillonario -como los conquistadores del siglo XVI en la América recién capturada- haya venido con estos donativos a suplir la obligación del estado, no quiere decir que todo el mundo esté de acuerdo con el modo.

Si el ilustre gallego ha dejado de contribuir a la hacienda española, con artilugios contables, patrocinados por los políticos de turno, en seiscientos millones de euros -hasta dónde se ha sabido- el que done trescientos no deja de ser una inmoralidad legal, y éticamente deplorable.

Mientras la ciudadanía conceda más valor a que se le haga una plaza o se arregle una iglesia, a que se le dote de un centro de salud,al menos con un mínimo de adelantos tecnológicos, seguiremos en la misma situación, pan y toros.

Si, hablando de Canarias, en lugar de gastarnos las perras en grandes proyectos y construcciones, que todos sabemos a lo que me refiero, se le hubiera dicho a los políticos que las prioridades eran otras, otro gallo nos hubiera cantado.

Hoy tenemos auditorios, iglesias nuevas, puentes futuristas, playas casi de ensueño, puertos deportivos (no lo tiene Vilaflor, de puro milagro) o de los otros, palacios de gobierno, ciudades de la justicia, etc, etc , y después, la ciudadanía se muere en los pasillos de los hospitales porque no hay camas ni médicos que puedan atenderla.

Conclusión, lo que falta no son donaciones para poner medallas a quien las da -y que, de paso, obtenga favores fiscales- lo que falta son administradores con dos dedos de frente y dejarse de fantasmadas para salir en los periódicos cortando cintas de inauguraciones.

* Del muro en FACEBOOK de Felo C oncepción